Libro de Ejercicios – Repaso 6 – Lección 211
En silencio y con verdadera humildad busco la Gloria de Dios a fin de contemplarla en el Hijo que Él creó como mi Ser. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
En silencio y con verdadera humildad busco la Gloria de Dios a fin de contemplarla en el Hijo que Él creó como mi Ser. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
El dolor es mi propia invención. No es un Pensamiento de Dios, sino uno que pensé aparte de Él y de Su Voluntad. Lo que Su Voluntad dispone para Su Hijo bienamado es dicha y sólo dicha. Y eso es lo que elijo en lugar de lo que yo inventé. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
El Amor de Dios es lo que me creó. El Amor de Dios es todo lo que soy. El Amor de Dios proclamó que yo soy Su Hijo. El Amor de Dios dentro de mí es mi liberación. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
Permaneceré muy quedo y dejaré que la tierra se aquiete junto conmigo. Y en esa quietud hallaremos la Paz de Dios. Está dentro de mi corazón, el cual da testimonio de Dios Mismo. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
La bendición de Dios irradia sobre mí desde dentro de mi corazón, donde Él mora. No necesito más que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por mí. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
Se me han confiado los dones de Dios porque soy Su Hijo. Y deseo otorgarlos allí donde Él dispuso que se dieran. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
La Paz de Dios es lo único que quiero. La Paz de Dios es mi única meta, la mira de todo mi vivir aquí, el fin que persigo, mi propósito, mi función y mi vida mientras habite en un lugar que no es mi hogar. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
El Nombre de Dios me recuerda que yo soy Su Hijo; que no soy esclavo del tiempo; que no estoy sujeto a las leyes que gobiernan el mundo de las ilusiones enfermizas y que soy libre en Dios y eternamente uno con Él. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
El Nombre de Dios es mi liberación de todo pensamiento de maldad y de pecado porque es mi Nombre, así como el de Él. No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
¿Por qué habría de elegir quedarme un solo instante más donde no me corresponde estar, cuando Dios Mismo me ha dado Su Voz, la cual me exhorta a retornar a mi hogar? No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
Al igual que nuestro último repaso, estas sesiones de práctica giran alrededor de un tema central con el que comenzamos y concluimos cada lección. El tema para el presente repaso es el siguiente: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”.
Se te concede la libertad allí donde no veías más que cadenas y puertas de hierro. Mas si quieres hallar escapatoria tienes que cambiar de parecer con respecto al propósito del mundo. Permanecerás encadenado hasta que veas el mundo como un lugar bendito y liberes de tus errores a cada hermano y lo honres tal como es.