¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – Repaso 6 – Intro – Lección 201

UCDM – Repaso 6 – Intro – Lección 201

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

Colabora

Sindy Pessoa

Colabora

Hazel Solís

Colabora

Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – Repaso 6 – Introducción – Lección 201

Sexto Repaso – Introducción

1. Para este repaso utilizaremos sólo una idea por día y la practicaremos tan a menudo como nos sea posible. Además del tiempo que le dediques mañana y noche, que no debería ser menos de quince minutos cada vez, y de los recordatorios que has de realizar cada hora durante el transcurso del día, usa la idea tan a menudo como puedas entre estos recordatorios. Cada una de estas ideas por sí sola podría salvarte si verdaderamente la aprendieras. Cada una de ellas sería suficiente para liberaros a ti y al mundo de cualquier clase de cautiverio e invitar de nuevo el recuerdo de Dios.

2. Con esto en mente, demos comienzo a nuestras prácticas, en las que repasaremos detenidamente los pensamientos con los que el Espíritu Santo nos ha bendecido en nuestras últimas veinte lecciones. Cada uno de ellos encierra dentro de sí el programa de estudios en su totalidad si se entiende, practica, acepta y aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo del día. Uno solo de ellos bastaría. Mas no se debe excluir nada de ese pensamiento. Necesitamos, por lo tanto, usarlos todos y dejar que se vuelvan uno solo, ya que cada uno de ellos contribuye a la suma total de lo que queremos aprender.

3. Al igual que nuestro último repaso, estas sesiones de práctica giran alrededor de un tema central con el que comenzamos y concluimos cada lección. El tema para el presente repaso es el siguiente:

No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.

El día comienza y concluye con esto. Y lo repetiremos asimismo cada vez que el reloj marque la hora o siempre que nos acordemos, entre una hora y otra, que tenemos una función que transciende el mundo que vemos. Aparte de esto y de la repetición del pensamiento que nos corresponda practicar cada día, no se requiere ningún otro tipo de ejercicio, excepto un profundo abandono de todo aquello que abarrota la mente y la hace sorda a la razón, a la cordura y a la simple verdad.

4. Lo que nos proponemos en este repaso es ir más allá de todas las palabras y de las diferentes maneras de practicar. Pues lo que estamos intentando esta vez es ir más deprisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y a la Paz de Dios. Sencillamente cerramos los ojos y nos olvidamos de todo lo que habíamos creído saber y entender. Pues así es como nos liberamos de todo lo que ni sabíamos ni pudimos entender.

5. Hay una sola excepción a esta falta de estructura. No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo. Si adviertes alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que quiere. Luego descarta tranquilamente el pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear substitúyelo por la idea con la que estés practicando ese día.

6. Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa, diciendo:

No quiero este pensamiento. El que quiero es _____.

Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías pensado. Además de estas aplicaciones especiales de la idea diaria, sólo añadiremos unas cuantas expresiones formales o pensamientos específicos para que te ayuden con tu práctica. Por lo demás, le entregamos estos momentos de quietud al Maestro que nos enseña en silencio, nos habla de paz e imparte a nuestros pensamientos todo el significado que puedan tener jamás.

7. A Él le ofrezco este repaso por ti. Te pongo en Sus manos, y dejo que Él te enseñe qué hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a Él. Él estará a tu disposición siempre que acudas a Él en busca de ayuda. Ofrezcámosle este repaso que ahora comenzamos y no nos olvidemos de a Quien le fue entregado, según practicamos día tras día, avanzando hacia el objetivo que Él fijó para nosotros, dejando que nos enseñe cómo proceder y confiando plenamente en Él para que nos indique la forma en que cada sesión de práctica puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para el mundo.

 

Lección 201

No soy un cuerpo. Soy libre.

Pues aún soy tal como Dios me creó.

1. Confío en mis hermanos, que son uno conmigo (181).

No hay nadie que no sea mi hermano.  He sido bendecido con la unicidad de la que gozo con el universo y con Dios mi Padre, el único Creador de la totalidad que es mi Ser, eternamente uno conmigo.

No soy un cuerpo.  Soy libre.

Pues aún soy tal como Dios me creó.

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