Libro de Ejercicios – Tema 4 – Lección 258
No tenemos otro objetivo que seguir el camino que conduce a Ti. Ése es nuestro único objetivo. ¿Qué podríamos desear sino recordarte? ¿Qué otra cosa podemos buscar sino nuestra Identidad?
No tenemos otro objetivo que seguir el camino que conduce a Ti. Ése es nuestro único objetivo. ¿Qué podríamos desear sino recordarte? ¿Qué otra cosa podemos buscar sino nuestra Identidad?
En la quietud todas las cosas reciben respuesta y todo problema queda resuelto serenamente. Pero en medio del conflicto no puede haber respuesta ni se puede resolver nada, pues su propósito es asegurarse de que no haya solución y de que ninguna respuesta sea simple. Ningún problema puede resolverse dentro del conflicto, pues se le ve de diferentes maneras.
Padre, el perdón es el medio que Tú elegiste para nuestra salvación. Que no olvidemos hoy que no tenemos otra voluntad que la Tuya. Por lo tanto, nuestro propósito tiene asimismo que ser el Tuyo si es que hemos de alcanzar la paz que dispusiste para nosotros.
El poder no puede oponerse a nada. Pues ello lo debilitaría, y la idea de un poder debilitado es una contradicción intrínseca. Una fuerza débil es algo que no tiene sentido, y si el poder se utiliza con el propósito de debilitar, se está utilizando para limitar. Por lo tanto, no puede sino ser limitado y débil, ya que ése es su propósito.
Y así es, Padre nuestro, como queremos llegar a Ti por el camino que nos has señalado. No tenemos otro objetivo que oír Tu Voz y hallar el camino que Tu sagrada Palabra nos ha indicado.
El perdón no puede ser para uno y no para el otro. El que perdona se cura. Y en su curación radica la prueba de que ha perdonado verdaderamente y de que no guarda traza alguna de condenación que todavía pudiera utilizar contra sí mismo o contra cualquier ser vivo.
Así es como deseo pasar este día Contigo, Padre mío. Tu Hijo no Te ha olvidado. La paz que le otorgaste sigue estando en su mente, y es ahí donde elijo pasar este día.
El deseo de ser tratado injustamente es un intento de querer transigir combinando el ataque con la inocencia. ¿Quién podría combinar lo que es totalmente incompatible y formar una unidad con lo que jamás puede unirse? Si recorres el camino de la bondad, no tendrás miedo del mal ni de las sombras de la noche.
Padre, hoy quiero oír sólo Tu Voz. Vengo a Ti en el más profundo de los silencios para oír Tu Voz y recibir Tu Palabra. No tengo otra oración que ésta: que me des la verdad. Y la verdad no es sino Tu Voluntad, que hoy quiero compartir Contigo.
La injusticia y el ataque son el mismo error, y están tan estrechamente vinculados que donde uno se percibe el otro se ve también. Tú no puedes ser tratado injustamente. La creencia de que puedes es sólo otra forma de la idea de que es otro, y no tú, quien te está privando de algo.
Soy el Ser que Tú creaste como Tu Hijo, el cual crea como Tú y es Uno Contigo. Mi Ser, que es señor y amo del universo, no es sino la perfecta unión de Tu Voluntad con la mía, la cual no puede sino asentir gustosamente a la Tuya, de modo que pueda extenderse hasta Sí Misma.
¡Cuán santo debes de ser, que desde ti la Voz de Dios llama amorosamente a tu hermano para que puedas despertar en él la Voz que contesta tu llamada! ¡Y cuán santo debe ser tu hermano cuando en él reside tu salvación, junto con su libertad! Por mucho que lo quieras condenar, Dios mora en él.