Esteban Lorenzo de Tristán
Fundador de Alajuela y del primer hospital en Costa Rica
Autor Carlos Porras
Esteban Lorenzo de Tristán y Esmerola, trigésimo cuarto obispo de Nicaragua y Costa Rica, permaneció todo el año de 1782 en Costa Rica, donde fundó dos escuelas y el primer hospital de la provincia, estableció la fiesta de la Virgen de los Ángeles, así como la costumbre de la “pasada” y adquirió el terreno para la construcción de la primera ermita en Villa Hermosa, población que después pasaría a llamarse Alajuela.
Nacido en Jaén, Andalucía, España, el 13 de agosto de 1723, era chantre de la catedral de Guadix cuando, el 10 de febrero de 1775, fue nombrado obispo de Nicaragua y Costa Rica. Recibió la consagración episcopal de manos del obispo de Salamanca, en el convento de la Visitación en Madrid, el 14 de enero de 1776 y, con más de cincuenta años de edad, se embarcó para cruzar el Atlántico y tomó posesión de su sede, en León, Nicaragua, el 23 de marzo de 1777.
Apenas llegó, debió dedicarse a poner la casa en orden. Se encontró con situaciones y conductas que debían ser corregidas, especialmente en asuntos relativos a manejos de dinero. Su celo por la recta administración de bienes, así como su inflexible disciplina en materia de costumbres, lo llevó a establecer varios contenciosos judiciales contra quienes estaban malacostumbrados al relajo. Quedó claro, desde el primer momento, que el nuevo obispo era, además de piadoso y culto, severo y de armas tomar.
En 1780, Tristán concluyó la construcción de la imponente catedral de León, Nicaragua, el templo más grande del istmo centroamericano.
Catedral de León Nicaragua. El templo más grande del istmo centroamericano. La construcción del edificio finalizó en 1780, durante el episcopado de Esteban Lorenzo de Tristán. Sin embargo, los trabajos no se dieron por concluidos hasta 1814. La Catedral fue consagrada en 1860.
Tenía cuatro años en el cargo cuando decidió visitar Costa Rica, el más apartado territorio de su diócesis, donde vivían, repartidos en pequeñas poblaciones, unos cincuenta mil habitantes, atendidos por poco más de una docena de sacerdotes. La suya, en 1782, fue la novena visita de un obispo a Costa Rica. La anterior había sido la de Fray Mateo Navia y Bolaños, doce años antes, en 1760.
Esteban Lorenzo de Tristán. (Jaén, España, 1723 – San Juan de los Lagos, México, 1793). Fue Obispo de Nicaragua, Costa Rica, Durango y Guadalajara.
El 5 de enero de 1782 llegó a Nicoya, donde no fue bien recibido por el corregidor Feliciano Francisco Hagedorn. El corregidor y el antiguo cura del poblado, José Eusebio Cordero, pese a haber tenido roces al inicio de su relación, acabaron disimulándose uno al otro sus trastadas. El gobernador no aceptó al nuevo sacerdote, Juan José Zeledón, ni permitió que se tocaran las campanas ni hubiera recibimiento especial alguno al obispo Tristán. El prelado no quiso hacer el pleito grande, se limitó a tomar nota de lo que allí ocurría y continuó su camino visitando Las Cañas, Bagaces, Guanacaste (hoy Liberia) y Esparza. Cuando llegó a Cartago, a principios de marzo, denunció a Hagedorn ante la Audiencia y el corregidor fue procesado en Guatemala, donde tuvo que pagar una multa de quinientos pesos.
José María de Peralta y la Vega (1763-1836). Fundador de la familia Peralta en Costa Rica. Español nacido en Jaén, Andalucía. Llegó al país como miembro de la comitiva de su paisano, el Obispo Esteban Lorenzo de Tristán.
Don Esteban Lorenzo de Tristán llegó a Costa Rica acompañado por una pequeña comitiva de cuatro paisanos andaluces, nacidos, al igual que él, en Jaén, España. Eran tres sacerdotes y un joven soltero, don José María Peralta de la Vega, nacido el 28 de setiembre de 1763, a quien por lo visto le gustó tanto Costa Rica que decidió quedarse a vivir en Cartago. Don José María es el fundador de la familia Peralta en Costa Rica, fue alcalde y regidor de Cartago y, tras la independencia, fue presidente de la primera Junta Gubernativa, ministro de don Juan Mora Fernández y diputado constituyente en 1823 y 1825.
El 14 de agosto de 1782, Tristán ratificó el patronato de la Virgen de los Ángeles, declaró obligatorio guardar el 2 de agosto y estableció la práctica de la pasada, que aún se conserva. Por la fiesta de la Negrita, los alrededores del santuario se llenaban de chinamos, ventas de comida y juegos. A Tristán le pareció inadecuado que la imagen permaneciera en un sitio tan ruidoso y, en vez de mover las fiestas a otra parte, decidió que la imagen permaneciera un mes en el templo parroquial. Durante ese mes, además, prohibió que el Santísimo fuera expuesto.
Un año antes de la visita de Tristán, los sacerdotes Fernando Arleguí y José Antonio de Bonilla habían intentado fundar una escuela en Cartago, pero su iniciativa no recibió ninguna ayuda por parte del ayuntamiento. Existía en ese tiempo una cofradía, adscrita a la Iglesia, que contaba con una casa que se había convertido en un centro social. Allí, diz que para recolectar fondos, se tocaba música, se bailaba, se bebía licor y se apostaba en juegos de azar. El severo obispo Tristán no tuvo que pensarlo mucho para tomar la decisión de desalojar el jolgorio y establecer, en esa casa, la escuela. Su intención era que, en un futuro, además de las primeras letras, se enseñara latín y filosofía, pero su sueño, lamentablemente, no pudo concretarse.
Tampoco tuvo mucha suerte con la fundación del primer hospital en Costa Rica, que Tristán decidió instalar en el espacioso convento de la Soledad, en Cartago. Como nunca había habido uno, el gobernador, los regidores, los curas y hasta los mismos vecinos, creían que un hospital no era necesario. A pesar de la resistencia, Tristán hizo que un pequeño grupo de hermanos de San Juan de Dios se establecieran en Costa Rica para hacerse cargo de la institución. Pese a la resistencia, Tristán se mantuvo firme en el empeño y, de vuelta en Nicaragua, depositó grandes sumas de dinero en favor del Hospital San Juan de Dios de Cartago que, precisamente por el desorden mismo que él pretendía corregir, nunca llegaron a su destino. El gobernador José Vásquez Téllez, propuso cerrar el hospital regentado por religiosos y, en su lugar, traer un médico que atendiera a los vecinos. Trajo entonces al italiano Stefano Curti, a quien había conocido en Madrid. Los hermanos de San Juan de Dios protestaron. Ellos tenían documentos que los certificaban como médicos y súbditos españoles, mientras que sobre Curti, que había ingresado con el nombre falso de Juan Aguilar, no se sabía nada. Curti, hay que decirlo, resultó ser un excelente médico. Sus curaciones eran tan asombrosas que fue acusado ante el Santo Oficio por hechicería.
Don Luis Méndez, vecino de Cartago, dejó en su testamento una partida de mil ochocientos pesos para el hospital, pero el albacea se negó a entregarla. En su lugar, solamente le dio al hospital las sábanas y las colchas viejas que habían pertenecido a Méndez. Cansados de enfrentarse a un ambiente tan hostil, los hermanos decidieron retirarse de Costa Rica. El primer Hospital San Juan de Dios, fundado por el obispo Tristán, funcionó en Cartago apenas doce años, de 1782 a 1794.
La Villa de San José, en tiempos de la visita de Tristán, ya había recibido nuevos vecinos, procedentes de Cartago, Heredia y Aserrí, quienes se dedicaban al cultivo de maíz, frijoles y trigo, así como a la crianza de ganado. El pueblo, que empezaba a crecer, tenía como cura al padre Manuel Antonio Chapuí de Torres.
El 18 de setiembre de 1782, don Juan Manuel del Corral, cura de Heredia, donde Tristán fundó una escuela, le solicitó al obispo que estableciera un pequeño oratorio para los vecinos de La Lajuela, Ciruelas, Targuases, Puás y Río Grande, que eran los cinco barrios más alejados de su parroquia. Tristán visitó la zona, habitada por doscientas sesenta y ocho personas y, con su propio dinero, compró el lote para instalar el templo. A Juan Antonio Núñez y a Isidro Cortés les pagó dieciséis pesos a cada uno por media caballería de terreno. Núñez dio como limosna el solar para la plaza frente al templo. A Manuel Ruiz le pagó treinta pesos por la casa en que se instaló el oratorio. El 12 de octubre, fiesta de la Virgen del Pilar, Tristán bendijo el recinto y celebró la primera misa en Alajuela.
Tristán se aventuró más al norte e intentó ingresar al territorio de los Guatusos, en Río Frío, con la intención de poder cruzar hasta el lago de Nicaragua y visitar la isla de Ometepe, pero los indígenas lo recibieron de manera hostil y debió abortar el plan.
En diciembre de 1782, aún Tristán se encontraba en Cartago, pero en enero de 1783 ya estaba de vuelta de en su sede de León Nicaragua. Poco después, en setiembre de ese mismo año, Tristán fue nombrado obispo de Durango, México, donde permaneció casi una década. El 19 de abril de 1793, el Papa Pío VI lo nombró obispo de Guadalajara pero Tristán murió, en San Juan de los Lagos, el 10 de diciembre de ese mismo año, mientras iba en camino a su nueva diócesis.
Ricardo Blanco Segura. (1932-2011). Historiador.
En 1983, el Museo Histórico Juan Santamaría publicó el libro Esteban Lorenzo de Tristán, fundador de Alajuela, del historiador Ricardo Blanco Segura, en el que, además de una amena semblanza biográfica, se reproduce, en edición facsimilar, el acta de la fundación del oratorio de Alajuela y se incluyen importantes datos sobre la historia eclesiástica de Costa Rica, recopilados por Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez.
El padre Juan Manuel López del Corral, cura de Heredia, fue el encargado de levantar el templo de Alajuela, que fue bendecido el 12 de octubre de 1790. Ese mismo año, se inauguró el cementerio de Alajuela, la comunidad fue declarada parroquia y se comenzaron a registrar los bautizos, matrimonios y funerales en sus libros propios. El padre López del Corral fue el primer párroco.
Aunque la fundación oficial de la parroquia de Alajuela tuvo lugar el 12 de octubre de 1790, los alajuelenses la ubican ocho años antes, el 12 de octubre de 1782, día en que el obispo Tristán bendijo el oratorio y celebró la primera misa en el lugar. Fue a propósito del bicentenario, en 1982, que se publicó el libro sobre Esteban Lorenzo de Tristán, un personaje interesante y ciertamente poco recordado que, aunque estuvo en Costa Rica solamente un año, se preocupó por la educación, la salud y el bienestar material y espiritual de los habitantes de esta tierra.
INSC: 2422.
Libro: Esteban Lorenzo de Tristán fundador de Alajuela.
Detalles: Ricardo Blanco Segura, Museo Histórico Juan Santamaría. Costa Rica, 1983.
Título: Esteban Lorenzo de Tristán. Fundador de Alajuela y del primer hospital en Costa Rica
Autor: Carlos Porras