¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – Repaso 3 – Lección 129

UCDM – Repaso 3 – Lección 129

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

Colabora

Sindy Pessoa

Colabora

Hazel Solís

Colabora

Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – Repaso 3 – Lección 129

Lección 129

Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.

1. Este pensamiento es el que sigue al que practicamos ayer. No puedes detenerte en la idea de que el mundo no tiene valor, pues a menos que veas que hay algo más por lo que sentirte esperanzado, no podrás evitar caer en la depresión. Nuestro énfasis no está en que renuncies al mundo, sino en que lo intercambies por algo mucho más satisfactorio, algo rebosante de alegría y capaz de ofrecerte paz. ¿Crees acaso que este mundo puede ofrecerte eso?

2. Quizá valga la pena dedicar un poco de tiempo a reflexionar una vez más sobre el valor de este mundo. Tal vez estés dispuesto a conceder que nada se pierde con renunciar a cualquier pensamiento que le adjudique algún valor. El mundo que ves es ciertamente despiadado, inestable y cruel, indiferente en lo que a ti respecta, presto a la venganza y lleno de un odio despiadado. Da pero sólo para más tarde quitar, y te despoja de todo aquello que por un tiempo creíste amar. En él no se puede encontrar amor duradero porque en él no hay amor. Ése es el mundo del tiempo, donde a todo le llega su fin.

3. ¿Cómo podría ser una pérdida, entonces, encontrar un mundo en el que es imposible perder, en el que el amor perdura eternamente y en el que el odio no existe y la venganza no tiene sentido? ¿Cómo podría ser una pérdida hallar todas las cosas que realmente anhelas, y saber que no tienen fin y que perdurarán a través del tiempo exactamente tal como las deseas? Incluso estas cosas se intercambiarán finalmente por aquello de lo que no podemos hablar, pues pasarás de ese mundo donde las palabras son completamente inútiles a un silencio en el que el lenguaje, si bien no es hablado, se entiende perfectamente.

4. La comunicación, inequívoca y clara como la luz del día, permanece ilimitada por toda la eternidad. Y Dios Mismo le habla a Su Hijo, así como Su Hijo le habla a Él. El lenguaje en el que se comunican no tiene palabras, pues lo que se dicen no se puede simbolizar. Su conocimiento es directo, perfectamente compartido y perfectamente uno. ¡Qué lejos te encuentras de esto tú que sigues encadenado a este mundo! Y, sin embargo, ¡qué cerca te encontrarás cuando lo intercambies por el mundo que sí deseas!

5. Ahora el último paso es seguro; ahora te encuentras sólo a un instante de la intemporalidad. Desde aquí sólo puedes mirar hacia adelante, pues nunca más querrás volver a mirar el mundo que ya no deseas. He aquí el mundo que viene a ocupar su lugar, a medida que liberas a tu mente de las nimiedades que el mundo te ofrece para mantenerte prisionero. No les atribuyas ningún valor, y desaparecerán. Valóralas, y te parecerán reales.

6. Ésas son tus opciones. ¿Qué puedes perder si eliges no valorar lo que no es nada? Este mundo no te ofrece nada que realmente desees, más el que eliges en su lugar ¡ése ciertamente lo deseas! Deja que se te conceda hoy. Ese mundo espera tan sólo a que lo elijas para ocupar el lugar de todas las cosas que buscas, pero que no deseas.

7. Practica estar dispuesto a efectuar este cambio diez minutos por la mañana, diez por la noche y una vez más entremedias. Comienza con lo siguiente: Más allá de este mundo hay un mundo que deseo. Elijo ver ese mundo en lugar de éste, pues no hay nada aquí que realmente desee. Cierra entonces los ojos al mundo que ves, y en la silenciosa obscuridad observa cómo unas luces que no son de este mundo se van encendiendo una por una hasta que deja de ser relevante dónde comienza una y dónde termina la otra, al fundirse todas en una sola.

8. Hoy las luces del Cielo se inclinan ante ti para derramar su luz sobre tus párpados mientras descansas más allá del mundo de las tinieblas. He aquí una luz que los ojos no pueden percibir. Sin embargo, la mente puede verla claramente y entender. Hoy se te concede un día de gracia, y nos sentimos agradecidos por ello. Hoy nos damos cuenta de que lo que temías perder era sólo la pérdida.

9. Ahora comprendemos que la pérdida es imposible. Pues por fin hemos visto su opuesto y damos gracias de que la elección ya se haya llevado a cabo. Recuerda cada hora la decisión que has tomado y dedica un momento a confirmar tu elección dejando a un lado cualquier pensamiento que tengas en ese momento y poniendo toda tu atención brevemente en lo siguiente:

El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee.

Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.

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¡Un Curso de Milagros!

Se publicará una lección por día. Los audios se agruparán en orden consecutivo según día.

 

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