(abreviado como ucdm)
Lucrecia Gamboa
Dalcy Solís
Sindy Pessoa
Hazel Solís
Mike Maher
Un Curso de Milagros
UCDM – Texto – Capítulo 9
IV. El plan de perdón del Espíritu Santo
Capítulo 9 – La aceptación de la expiación
El plan de perdón del Espíritu Santo
1. La Expiación es para todos porque es la forma de desvanecer la creencia de que algo pueda ser sólo para ti. Perdonar es pasar por alto. Mira entonces más allá del error y no dejes que tu percepción se fije en él, pues, de lo contrario, creerás lo que tu percepción te muestre. Acepta como verdadero sólo lo que tu hermano es si quieres conocerte a ti mismo. Percibe lo que él no es, y no podrás saber lo que eres al verlo a él falsamente. Recuerda siempre que tu Identidad es una identidad compartida y que en eso reside Su realidad.
2. Tienes un papel que desempeñar en la Expiación, pero el plan de la Expiación en sí está más allá de ti. No sabes cómo pasar por alto los errores, pues, de lo contrario, no los cometerías. Creer que no los cometes o que los puedes corregir sin un Guía cuyo propósito es corregirlos, no sería más que otro error. Y si no sigues a ese Guía, tus errores no podrán ser corregidos. El plan no lo elaboraste tú debido a las limitadas ideas que tienes acerca de lo que eres. De esta sensación de limitación es de donde emanan todos los errores. La forma de des-hacerlos, por lo tanto, no procede de ti, sino que es para ti.
3. La Expiación es una lección acerca de cómo compartir, que se te da porque te has olvidado de cómo hacerlo. El Espíritu Santo simplemente te recuerda el uso natural de tus capacidades. Al reinterpretar la capacidad de atacar como la capacidad de compartir, transforma lo que tú inventaste en lo que Dios creó. Si quieres alcanzar esto por medio de Él, no puedes contemplar tus capacidades a través de los ojos del ego o las juzgarás como él lo hace. El daño que puedan ocasionar reside en el juicio del ego. El beneficio que puedan aportar reside en el juicio del Espíritu Santo.
4. El ego tiene también un plan de perdón porque estás pidiendo uno, aunque no al maestro adecuado. El plan del ego, por supuesto, no tiene sentido y nunca será viable. Al seguir su plan te pondrás simplemente en una situación imposible que es adonde el ego siempre te conduce. El plan del ego consiste en que primero veas el error claramente y en que luego lo pases por alto. Mas ¿cómo ibas a poder pasar por alto aquello a lo que has otorgado realidad? Al verlo claramente, le has otorgado “realidad” y no lo puedes pasar por alto. En este punto es donde el ego se ve forzado a recurrir a misterios, insistiendo en que para salvarte tienes que aceptar lo que no tiene sentido. Son muchos los que han tratado de hacer esto en mi nombre, olvidándose de que mis palabras tienen perfecto sentido porque proceden de Dios. Son tan sensatas ahora como lo fueron siempre porque expresan ideas que son eternas.
5. El perdón que se aprende de mí no se vale del miedo para des-hacer el miedo. Ni tampoco otorga “realidad” a lo que es irreal para más tarde destruirlo. Perdonar a través del Espíritu Santo consiste simplemente en mirar más allá del error desde un principio, haciendo que, de esta manera, nunca sea real para ti. No dejes que ninguna creencia que afirme que el error es real se infiltre en tu mente o creerás también que para poder ser perdonado tienes que des-hacer lo que tú mismo has hecho. Lo que no tiene efectos no existe, y para el Espíritu Santo los efectos del error son inexistentes. Mediante la cancelación progresiva y sistemática de los efectos de todos los errores, en todas partes y con respecto a todo, el Espíritu Santo enseña que el ego no existe y lo demuestra.
6. Sigue, pues, las enseñanzas de perdón del Espíritu Santo porque el perdón es Su función y Él sabe cómo llevarla a cabo perfectamente. Eso es lo que quise decir cuando dije que los milagros son naturales, y que cuando no ocurren es que algo anda mal. Los milagros son simplemente la señal de que estás dispuesto a seguir el plan de salvación del Espíritu Santo y de que reconoces que no sabes lo que dicho plan es. La función que a Él le corresponde llevar a cabo no es la que te corresponde a ti, y a menos que aceptes esto, no podrás saber cuál es tu función.
7. La confusión de funciones es una característica tan típica del ego que a estas alturas ya deberías estar familiarizado con ella. El ego cree que es él quien debe llevar a cabo todas las funciones, si bien no tiene la menor idea de lo que éstas son. Esto es algo más que una simple confusión. Es una combinación especialmente peligrosa de grandiosidad y confusión que predispone al ego a atacar a cualquier persona o a cualquier cosa sin ningún motivo aparente. Esto es exactamente lo que el ego hace. Sus reacciones son imprevisibles porque no tiene idea de lo que percibe.
8. Si no tienes idea de lo que está ocurriendo, ¿cómo puedes esperar reaccionar debidamente? Podrías preguntarte, independientemente de cómo expliques la reacción, si el carácter imprevisible del ego justifica que le des un puesto de confianza como guía tuyo. Déjame repetir que las cualificaciones del ego como guía son notoriamente deficientes y que elegirle como tu maestro de salvación es una pésima elección. Quien que elige un guía completamente demente no puede por menos que ser completamente demente él mismo. No es cierto tampoco que no te des cuenta de que este guía es demente. Te das cuenta de ello porque yo me doy cuenta, y tú lo juzgas siguiendo el mismo criterio que yo.
9. El ego vive literalmente de tiempo prestado y sus días están contados. No tengas miedo del Juicio Final, sino que por el contrario, dale la bienvenida sin más demora, pues el tiempo de que el ego dispone lo “toma prestado” de tu eternidad. Éste es el Segundo Advenimiento, el cual se concibió para ti de la misma manera en que el Primero fue creado. El Segundo Advenimiento es simplemente el retorno de la cordura. ¿Cómo iba a ser esto temible?
10. ¿Qué podría ser temible sino las fantasías? a ¿Y quién recurre a fantasías a menos que haya perdido toda esperanza de poder encontrar satisfacción en la realidad? Es indudable, no obstante, que jamás encontrarás satisfacción en fantasías, de manera que tu única esperanza es cambiar de parecer con respecto a la realidad. Únicamente si tu decisión de que la realidad es temible es errónea, puede Dios estar en lo cierto. Y yo te aseguro que Dios está en lo cierto. Alégrate, pues, de haber estado equivocado, más ello sólo se debió a que no sabías Quién eras. De haberlo sabido no te habrías podido equivocar, de la misma manera en que Dios no puede equivocarse.
11. Lo imposible sólo puede tener lugar en fantasías. Cuando buscas la realidad en ellas no la puedes encontrar. Los símbolos de las fantasías pertenecen al ámbito del ego, y de éstos puedes encontrar una infinidad. Mas no busques significado en ellos. Están tan desprovistos de significado como las fantasías en las que van entretejidos. Los cuentos de hadas pueden ser placenteros o atemorizantes, pero nadie cree que sean verdad. Tal vez los niños crean en ellos y así, por algún tiempo, son verdad para ellos. Mas cuando la realidad alborea, las fantasías desaparecen. En el ínterin, no obstante, la realidad no ha desaparecido. El Segundo Advenimiento es la conciencia de la realidad, no su retorno.
12. Criatura de Dios, ¡mira!, la realidad está aquí. Te pertenece a ti, a mí y a Dios, y nos satisface completamente a todos. Ser consciente de esto es lo único que sana porque es la conciencia de la verdad.
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