¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – Texto – Capítulo 30

30.V. El único propósito

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

Colabora

Sindy Pessoa

Colabora

Hazel Solís

Colabora

Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – Texto – Capítulo 30

V. El único propósito

Capítulo 30 – El nuevo comienzo

El único propósito

1. El mundo real es el estado mental en el que el único propósito para el mundo es el perdón. El miedo ha dejado de ser el objetivo, pues escapar de la culpa se ha convertido ahora en la meta. Se reconoce el valor del perdón, que pasa a ocupar el lugar de los ídolos, los cuales dejan de perseguirse porque ya no se les atribuye ningún valor a sus “regalos”. No se establecen reglas fútiles ni se le exige a nada ni a nadie que cambie y se amolde al sueño de miedo. Por el contrario, hay un deseo de querer comprender todas las cosas creadas tal como realmente son. Y se reconoce que todas las cosas tienen que ser primero perdonadas y luego comprendidas.

2. En este mundo se piensa que el entendimiento se consigue mediante el ataque. En el mundo real es evidente que atacando es como se pierde, y se reconoce claramente la insensatez de tener como objetivo a la culpabilidad. En dicho mundo no se desean los ídolos, pues se entiende que la culpabilidad es la única causa de cualquier dolor. Nadie sucumbe ante su vana atracción, pues el sufrimiento y la muerte se han percibido como cosas que ya no se desean y por las cuales no vale la pena esforzarse. Se ha vislumbrado la posibilidad de liberación y se le ha dado la bienvenida, y ahora por fin se comprenden los medios por los que se puede alcanzar. El mundo se convierte en un lugar de esperanza porque su único propósito es ser un lugar donde la esperanza de ser feliz pueda ser colmada. Y nadie está excluido de esta esperanza porque todos se han unido en la creencia de que el propósito del mundo es uno que todos tienen que compartir, si es que dicha esperanza ha de ser algo más que un simple sueño.

3. Aún no se recuerda el Cielo totalmente, pues el propósito del perdón todavía necesita alcanzarse. Sin embargo, todo el mundo está seguro de que irá más allá del perdón y de que sólo seguirá aquí hasta que éste se consuma perfectamente en él. Ése es su único deseo. Todo temor ha desaparecido porque él está unido a sí mismo en su propósito. Su esperanza de felicidad es tan segura y constante que apenas puede seguir esperando aquí por más tiempo con los pies aún tocando la tierra. Aun así, se siente feliz de poder esperar hasta que todas las manos se hayan unido y todos los corazones estén listos para elevarse e ir con él. Pues así es como se prepara para dar el paso con el que se transciende el perdón.

4. El paso final lo da Dios porque únicamente Él pudo crear un Hijo perfecto y compartir Su Paternidad con él. Nadie que no se encuentre en el Cielo puede entender esto, pues entenderlo es en sí el Cielo. lncluso el mundo real tiene un propósito que se encuentra por debajo de la Creación y la eternidad. Pero el miedo ha desaparecido de él porque su propósito es el perdón, no la idolatría. Y así, el Hijo del Cielo está listo para ser Quien es, y para recordar que el Hijo de Dios sabe todo lo que su Padre entiende y que lo entiende perfectamente junto con Él.

5. El mundo real ni siquiera se aproxima a eso, pues ése es el propósito de Dios y sólo de Dios, si bien se comparte totalmente y se logra perfectamente. El mundo real es un estado en el que la mente ha aprendido cuán fácilmente desaparecen los ídolos, que, aunque todavía se perciben, ya no se desean más. ¡Cuán fácilmente los puede abandonar la mente que ha comprendido que no son nada, que no están en ninguna parte y que no tienen ningún propósito! Pues sólo entonces se puede entender que el pecado y la culpabilidad no tienen propósito alguno y que no significan nada.

6. De esta manera es como el propósito del mundo real se lleva dulcemente hasta tu conciencia para que reemplace al objetivo de pecado y culpabilidad. Y el perdón purifica felizmente todo lo que se interponía entre tu imagen de ti mismo y lo que realmente eres. Sin embargo, Dios no necesita crear a Su Hijo nuevamente para que a éste se le restituya lo que es suyo. Jamás existió brecha alguna entre tu hermano y tú. Y el Hijo de Dios volverá a saber lo que supo cuando fue creado.

7. Cuando dos o más hermanos comparten un mismo propósito en el mundo del miedo, se encuentran ya en el umbral del mundo real. Puede que aún miren atrás y piensen que ven un ídolo que todavía desean. Mas su trayectoria ha sido ya firmemente trazada en dirección contraria a la de los ídolos: hacia la realidad. Pues cuando se dieron la mano, fue la mano de Cristo la que tomaron, y contemplarán a Aquel de Cuya mano van asidos. La faz de Cristo se ve antes de que se pueda recordar al Padre, pues Éste permanece en el olvido hasta que Su Hijo haya llegado más allá del perdón hasta el Amor de Dios. El Amor de Cristo, no obstante, se acepta primero. Y entonces aflora el conocimiento de que Ambos son Uno.

8. ¡Cuán fácil y ligero es el paso que te saca de los estrechos confines del mundo del miedo una vez que has reconocido de Quién es la mano de la que vas asido! Tienes a mano todo lo necesario para poder alejarte del miedo para siempre con perfecta certeza, y para seguir adelante y llegar lo antes posible a las puertas del Cielo. Pues Aquel de Cuya mano vas asido sólo estaba esperando a que te unieras a Él. Y ahora que has venido, ¿se demoraría en mostrarte el camino que debe recorrer contigo? Su bendición descansa sobre ti tan indudablemente como el Amor de Dios descansa sobre Él. Su gratitud hacia ti sobrepasa tu entendimiento, pues le has permitido liberarse de sus cadenas para que juntos os dirijáis a la morada de Su Padre.

9. Un viejo odio está desapareciendo del mundo. Y con él va desapareciendo también todo miedo y rencor. No vuelvas la vista atrás, pues lo que te espera más adelante es lo que siempre anheló tu corazón. ¡Renuncia al mundo! Pero no con una actitud de sacrificio, pues nunca lo deseaste. ¿Qué felicidad que alguna vez buscaste en él no te ocasionó dolor? ¿Qué momento de satisfacción no se compró con monedas de sufrimiento y a un precio exorbitante? La dicha no cuesta nada. Es tu sagrado derecho, pues por lo que pagas no es felicidad. ¡Que la honestidad te acelere en tu camino y que al contemplar en retrospectiva las experiencias que has tenido aquí no te dejes engañar! Por todas ellas hubo que pagar un precio descomunal y sufrir penosas consecuencias.

10. No mires atrás excepto con honestidad. Y cuando un ídolo te tiente, piensa en lo siguiente:

Jamás te dio un ídolo cosa alguna, excepto el “regalo” de la culpabilidad. Cada cosa que te dio se compró con la moneda del dolor, y nunca fuiste únicamente tú quien pagó por ella.

Sé, pues, misericordioso con tu hermano. Y no aceptes nunca un ídolo irreflexivamente ni olvides que tu hermano pagará el costo al igual que tú. Pues se demorará cada vez que tú vuelvas la vista atrás y no percibas de Quién es la amorosa mano de la que vas asido. Mira, pues, sólo hacia adelante; y camina lleno de confianza con el corazón latiendo felizmente con esperanza y no palpitando con temor.

11. La Voluntad de Dios reside para siempre en aquellos cuyas manos están unidas. Hasta que se unieron, pensaban que Él era su enemigo. Mas cuando se unieron y compartieron un mismo propósito, les fue posible entender que su voluntad es una. Y así, la Voluntad de Dios no puede sino llegar hasta sus conciencias. Y no van a poder seguir olvidándose por mucho más tiempo de que no es sino la suya propia.

Búsqueda por términos o palabras, ejemplo: lección 137

¡Un Curso de Milagros!

    Se publica una lección por día. Cada lección (botón rojo) consta siempre de un ejercicio y usualmente de una lectura. Se agrupan todas las lecciones (botón azul) en orden consecutivo según día de la semana.

        Página Web

        Evoluciona con tu presencia. Conecta con tu gente.

        Conoce más

        Presencia en línea

        Todos los derechos reservados.

        Producción web por iSocial50