¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – Texto – Capítulo 3

3.III. Percepción y conocimiento

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

Colabora

Sindy Pessoa

Colabora

Hazel Solís

Colabora

Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – Texto – Capítulo 3

III. Percepción y conocimiento

Percepción y conocimiento

1. Hemos estado haciendo hincapié en la percepción y apenas hemos hablado del Conocimiento. Esto ha sido así porque la percepción tiene que ser corregida antes de que puedas llegar a saber nada. Saber es tener certeza. La incertidumbre significa que no sabes. El Conocimiento es poder porque goza de certeza y la certeza es fuerza. La percepción es temporal. Al ser un atributo de la creencia en el espacio y en el tiempo es susceptible de producir miedo o amor. Las percepciones falsas producen miedo y las verdaderas fomentan el amor, más ninguna de ellas brinda certeza porque toda percepción está sujeta a cambios. Por eso es por lo que la percepción no es Conocimiento. La percepción verdadera es la base del conocimiento, pero gozar de Conocimiento es la afirmación de la verdad y esto se encuentra allende cualquier percepción.

2. Todas tus dificultades proceden del hecho de que no te reconoces a ti mismo ni reconoces a tu hermano ni reconoces a Dios. Reconocer significa “conocer de nuevo”, implicando que antes gozabas de Conocimiento. Puedes ver de muchas maneras debido a que la percepción entraña interpretación, y eso quiere decir que no es íntegra ni consistente. El milagro, al ser una manera de percibir, no es conocimiento. Es la respuesta correcta a una pregunta, mas cuando sabes no preguntas. El primer paso en el proceso de des-hacer lo ilusorio es cuestionar su realidad. El milagro—la respuesta correcta—lo corrige. Dado que las percepciones cambian, su dependencia del tiempo es obvia. La forma en que percibes en cualquier momento dado determina tu comportamiento, y las acciones sólo pueden tener lugar en el tiempo. El Conocimiento es intemporal porque la certeza es algo incuestionable. Cuando sabes, dejas de hacer preguntas.

3. La mente que cuestiona se percibe a sí misma en el tiempo y, por lo tanto, busca respuestas para el futuro. Y la mente no receptiva cree que el futuro va a ser igual que el presente. Eso da lugar a un estado de aparente estabilidad que es normalmente un intento de contrarrestar el miedo subyacente de que el futuro va a ser peor que el presente. Este miedo coarta enteramente la tendencia a cuestionar.

4. La verdadera visión es la percepción natural de la visión espiritual, pero es todavía una corrección en vez de un hecho. La visión espiritual es simbólica, por lo tanto, no es un instrumento de conocimiento. Es, no obstante, un medio de percepción correcta, lo cual la sitúa dentro del propio ámbito del milagro. Una “visión de Dios” sería un milagro más que una revelación. El hecho en sí de que la percepción esté involucrada demuestra que la experiencia no pertenece a la esfera del Conocimiento. De ahí que las visiones, por muy santas que sean, son efímeras.

5. La Biblia te exhorta a que te conozcas a ti mismo o, lo que es igual, a que tengas certeza. La certeza es siempre algo propio de Dios. Cuando amas a alguien lo has percibido tal como es y esto te permite conocerlo. Hasta que no lo percibas primero tal como es, no lo podrás conocer. Mientras sigas cuestionando lo que él es, estarás indicando claramente que no conoces a Dios. La certeza no requiere acción. Cuando dices que estás actuando basándote en tu conocimiento, estás confundiendo el Conocimiento con la percepción. El Conocimiento provee la fuerza para el pensamiento creador, no para la acción recta. La percepción, el milagro y la acción están estrechamente vinculados. El Conocimiento es el resultado de la revelación y genera sólo pensamiento. La percepción, aun en su forma más espiritualizada, incluye el cuerpo. El Conocimiento procede del altar interno y es intemporal porque goza de certeza. No es lo mismo percibir la verdad que conocerla.

6. Una percepción correcta es necesaria antes de que Dios pueda comunicarse directamente con Sus altares, los cuales Él estableció en Sus Hijos. En dichos altares es donde Él puede comunicar Su Certeza, y Su Conocimiento inevitablemente brindará paz. Dios no es un extraño para Sus Hijos ni Sus Hijos son extraños entre sí. El Conocimiento precedió tanto a la percepción como al tiempo y finalmente los reemplazará. Ése es el verdadero significado de “el Alfa y la Omega, el principio y el fin” y de “Antes de que Abraham naciese, era yo”. La percepción puede y debe ser estabilizada, pero el Conocimiento ya es estable. “Teme a Dios y observa Sus mandamientos” pasa a ser “Conoce a Dios y acepta Su Certeza.”

7. Si atacas el error que ves en otro, te harás daño a ti mismo. No puedes conocer a tu hermano si lo atacas. Los ataques siempre se lanzan contra extraños. Al percibir falsamente a tu hermano lo conviertes en un extraño y, por lo tanto, no puedes conocerlo. Y al haberlo convertido en un extraño, le tienes miedo. Percíbelo correctamente para que lo puedas conocer. En la Creación de Dios no hay extraños. Para poder crear como Él creó tan sólo puedes crear lo que conoces y lo que, por ende, aceptas como tuyo. Dios conoce a Sus Hijos con absoluta certeza. Los creó conociéndolos. Los reconoce perfectamente. Cuando ellos no se reconocen entre sí, no lo reconocen a Él.

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