(abreviado como ucdm)
Lucrecia Gamboa
Dalcy Solís
Sindy Pessoa
Hazel Solís
Mike Maher
Un Curso de Milagros
UCDM – Texto – Capítulo 28
II. La inversión de efecto y causa
Capítulo 28 – El des-hacimiento del miedo
La inversión de efecto y causa
1. Sin causa no puede haber efectos, más sin efectos no puede haber causa. Lo que hace que una causa sea causa son sus efectos; el Padre es Padre por razón de Su Hijo. Los efectos no crean su causa, pero sí establecen su condición de causa. De este modo, el Hijo otorga Paternidad a su Creador y recibe el regalo que le ha dado. Y puesto que es el Hijo de Dios, tiene que ser a su vez un padre, que crea tal como su Padre lo creó a él. El círculo de creación no tiene fin. Su punto de partida y su punto final son el mismo, pero dentro de sí encierra a todo el universo de la Creación, sin principio ni fin.
2. La paternidad es creación. El amor tiene que extenderse. La pureza no está limitada en modo alguno. La naturaleza del inocente es ser eternamente libre, sin barreras ni limitaciones. La pureza, por lo tanto, no es algo propio del cuerpo, ni tampoco puede hallarse allí donde hay limitaciones. El cuerpo se puede sanar gracias a los efectos de la pureza, los cuales son tan ilimitados como ella misma. No obstante, toda curación tiene lugar cuando se reconoce que la mente no está dentro del cuerpo, que su inocencia es algo completamente aparte de él y que está allí donde reside la curación. ¿Dónde se encuentra, entonces, la curación? Únicamente allí donde a su causa se le confieren sus efectos. Pues la enfermedad es un intento descabellado de adjudicar efectos a lo que carece de causa y hacer de ello una causa.
3. La enfermedad es siempre un intento por parte del Hijo de Dios de ser él su propia causa y de no permitirse a sí mismo ser el Hijo de su Padre. Como consecuencia de este deseo irrealizable, él no cree ser el Efecto del Amor, sino que él mismo debe ser su propia causa debido a lo que es. La causa de la curación es la única Causa de todo y sólo tiene un Efecto. En este reconocimiento no se le adjudica ningún efecto a lo que carece de causa y no se percibe ninguno. Una mente contenida en un cuerpo y un mundo poblado de otros cuerpos, cada uno con una mente separada, son tus “creaciones”, y tú eres la “otra” mente que crea efectos diferentes a Pero al ser su “padre”, tienes que ser como ellos.
4. En realidad no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dormido y tuviste un sueño en el que eras un extraño para ti mismo y tan sólo una parte del sueño de otro. El milagro no te despierta, sino que simplemente te muestra quién es el soñador. Te enseña que mientras estés dormido puedes elegir entre diferentes sueños, dependiendo del propósito que le hayas adscrito a tu soñar. ¿Deseas sueños de curación o sueños de muerte? Un sueño es como una memoria, en el sentido de que te presenta las imágenes que quieres que se te muestren.
5. Todos los retazos de memorias y de sueños se conservan en un almacén vacío, cuyas puertas están abiertas de par en par. Pero si tú eres el soñador, puedes percibir cuando menos esto: que eres el causante del sueño y, por lo tanto, que puedes aceptar otro sueño. Pero para que este cambio en el contenido del sueño tenga lugar, es esencial que te des cuenta de que fuiste tú quien soñó el sueño que no te gusta. Pues no es otra cosa que un efecto que tú causaste y del que ya no quieres ser la causa. Cuando los sueños son de asesinato y ataque, tú eres la víctima en un cuerpo herido y moribundo. Pero cuando los sueños son de perdón, a nadie se le pide ser la víctima o el que padece. Ésos son los felices sueños que el milagro te ofrece a cambio de los tuyos. No te pide que concibas otro sueño, sino sólo que te des cuenta de que inventaste el que quieres intercambiar por el de perdón.
6. Este mundo carece de causa, al igual que todos los sueños que alguien haya tenido en él. Ningún plan es posible en él ni hay nada que sea comprensible. ¿Qué otra cosa se puede esperar de lo que no tiene causa? Sin embargo, si no tiene causa, tampoco tiene propósito. Puedes ser el causante de un sueño, pero jamás podrás hacer que sus efectos sean reales. Pues ello cambiaría su causa y eso es precisamente lo que no puedes El soñador de un sueño no está despierto ni sabe que duerme. En sus sueños tiene fantasías de estar enfermo o sano, deprimido o feliz, pero sin una causa estable con efectos garantizados.
7. El milagro establece que estás teniendo un sueño y que su contenido no es real. Éste es un paso crucial a la hora de lidiar con ilusiones. Nadie tiene miedo de ellas cuando se da cuenta de que fue él quien las inventó. Lo que mantenía vivo al miedo era que no se daba cuenta de que él era el autor del sueño y no una de sus Él se causa a sí mismo lo que sueña que le causó a su hermano. Y esto es todo lo que el sueño ha hecho y lo que le ha ofrecido para mostrarle que sus deseos se han cumplido. Y así, teme su propio ataque, pero lo ve venir de la mano de otro. Como víctima que es, sufre por razón de los efectos del ataque, pero no por razón de su causa. No es el autor de su propio ataque y es inocente de lo que ha causado. El milagro no hace sino mostrarle que él no ha hecho nada. De lo que tiene miedo es de una causa que carece de los efectos que habrían hecho de ella una causa. Y, por lo tanto, nunca lo fue.
8. La separación comenzó con el sueño de que el Padre estaba privado de Sus Efectos y de que era incapaz de conservarlos, pues había dejado de ser su Creador. En el sueño, el soñador se hizo a sí mismo. Pero lo que hizo se volvió contra él, asumiendo el papel de creador suyo, tal como él mismo había hecho. Y así como él odió a su Creador, del mismo modo las figuras del sueño lo odian a él. Su cuerpo es su esclavo, y abusan de él porque los motivos que él le adjudicó al cuerpo ellas los han adoptado como propios. Y odian al cuerpo por la venganza que éste quiere consumar contra ellas. Mas la venganza de ellas contra el cuerpo es lo que parece probar que el soñador no es el autor del sueño. Primero se separan efecto y causa y luego se invierten, de forma que el efecto se convierte en causa y la causa en efecto.
9. Ése es el último paso de la separación, con el que da comienzo la salvación, la cual se encamina en dirección Este último paso es un efecto de lo que ha sucedido antes, que ahora parece ser la causa. El milagro es el primer paso en el proceso de devolverle a la Causa la función de ser causa y no efecto. Pues esta confusión ha dado lugar al sueño, y mientras no se resuelva, despertar seguirá siendo algo temible. Y la Llamada a despertar no será oída, pues parecerá ser la llamada al temor.
10. Al igual que todas las lecciones que el Espíritu Santo te pide que aprendas, el milagro es inequívoco. El milagro es la demostración de lo que Él quiere que aprendas, y te enseña que lo que te interesa son sus efectos. En Sus sueños de perdón, los efectos de tus sueños quedan des-hechos, y aquellos que eran tus enemigos acérrimos se perciben ahora como amigos que te desean el bien. Ahora se ve que vuestra enemistad jamás tuvo causa, puesto que ellos no la causaron. Y puedes aceptar que fuiste tú el autor de su odio porque te das cuenta de que éste no tiene efectos. Te has liberado del sueño lo suficiente como para darte cuenta de que el mundo es neutral y de que no es necesario tener miedo de los cuerpos que parecen moverse por él como entes Por lo tanto, no están enfermos.
11. El milagro te devuelve la causa del miedo a ti que lo inventaste. Pero también te muestra que, al no tener efectos, no es realmente una causa porque la función de lo causativo es producir efectos. Y allí donde los efectos han desaparecido, no hay causa. De este modo, el cuerpo se cura gracias a los milagros porque éstos demuestran que la mente inventó la enfermedad y que utilizó al cuerpo para ser la víctima, o el efecto, de lo que ella misma fabuló. Mas la mitad de la lección no es toda la lección. El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. a Proyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo efecto alguno.
12. Este mundo está repleto de milagros. Se alzan en radiante silencio junto a cada sueño de dolor y sufrimiento, de pecado y culpabilidad. Representan la alternativa al sueño, la elección de ser el soñador, en vez de negar el papel activo que has desempeñado en la fabricación del sueño. Los milagros son los felices efectos de devolver la enfermedad—la consecuencia—a su causa. El cuerpo se libera porque la mente reconoce lo siguiente: “Nadie me está haciendo esto a mí, sino que soy yo quien lo está haciendo”. Y así, la mente es ahora libre de llevar a cabo otra elección. A partir de ahí, la salvación procederá a cambiar el rumbo de cada paso que se haya dado en el descenso hacia la separación, hasta que lo andado se haya desandado, la escalera haya desaparecido y todos los sueños del mundo hayan sido des-hechos.
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