(abreviado como ucdm)
Lucrecia Gamboa
Dalcy Solís
Sindy Pessoa
Hazel Solís
Mike Maher
Un Curso de Milagros
UCDM – Texto – Capítulo 26
VI. El Amigo que Dios te dio
Capítulo 26 – La transición
El Amigo que Dios te dio
1. Cualquier cosa en este mundo que creas que es buena o valiosa, o por la que vale la pena luchar, te puede hacer daño y lo hará. No porque tenga el poder de hacerlo, sino únicamente porque al negar que no es más que una ilusión, le otorgas realidad. Y así, es real para ti, y no algo que no es nada. Y al haberse percibido como real se le abrieron las puertas al mundo de las ilusiones enfermizas. Toda creencia en el pecado, en el poder del ataque, en herir y hacer daño, en el sacrificio y en la muerte ha llegado a ti de esa manera. Nadie puede otorgarle realidad sólo a una sola ilusión y escaparse del resto. Pues ¿quién podría elegir quedarse sólo con aquellas ilusiones que prefiere y, al mismo tiempo, encontrar la seguridad que sólo la verdad puede conferir? ¿Quién podría creer que todas las ilusiones son iguales y, al mismo tiempo, sostener que una de ellas es mejor que las demás?
2. No vivas tu mísera vida en soledad, con una ilusión como tu único amigo. Ésa no es una amistad digna del Hijo de Dios ni una que pueda satisfacerle. Dios le ha dado, por lo tanto, un Amigo mejor, Uno en Quien reside todo el poder de la tierra y del Cielo. Esa ilusión que tú consideras tu amigo te oculta la gracia y majestad de Aquél e impide que le des la bienvenida con los brazos abiertos a Su amistad y a Su perdón. Aparte de Él no tienes amigos. No busques otro amigo para que ocupe Su lugar. No hay ningún otro. Lo que Dios dispuso no tiene substituto, pues, ¿qué ilusión podría reemplazar a la Verdad?
3. El que mora con sombras está ciertamente solo, más la soledad no es la Voluntad de Dios. ¿Permitirías que una sombra usurpara el trono que Dios dispuso fuese para tu Amigo si te dieras cuenta de que si este trono está vacío el tuyo estaría vacío y desocupado también? No hagas de una ilusión tu amigo, pues si lo haces, ocupará el lugar de Aquel que Dios te dio para que fuera tu Amigo. Y Él es el único Amigo que en realidad Te trae regalos que no son de este mundo, y sólo Aquél a Quien se le confiaron puede asegurarse de que los recibas. Y los depositará ante tu trono cuando hagas sitio para Él en el Suyo.
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