¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – Texto – Capítulo 25

25.IV. La luz que traes contigo

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

Colabora

Sindy Pessoa

Colabora

Hazel Solís

Colabora

Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – Texto – Capítulo 25

IV. La luz que traes contigo

Capítulo 25 – La justicia de Dios

La luz que traes contigo

1. Las mentes que están unidas, y que reconocen que lo están, no pueden sentir culpabilidad. Pues no pueden atacar, y se regocijan de que así sea, al ver que su seguridad reside en ese hecho feliz. Su alegría radica en la inocencia que ven. Y por eso la buscan, puesto que su propósito es contemplarla y regocijarse. Todo el mundo anda en pos de lo que le proporcionaría alegría, según cada uno la define. No es el objetivo en sí lo que varía. Sin embargo, la manera en que se ve el objetivo es lo que determina la elección de los medios, y lo que hace que éstos no puedan cambiar a no ser que se cambie el objetivo. Si éste cambia, se escogen otros medios, ya que lo que ha de proporcionar felicidad se define de otra manera y se busca de forma distinta.

2. Podría afirmarse, por lo tanto, que la ley básica de la percepción es: “Te regocijarás con lo que veas, pues lo ves para regocijarte”. Y mientras creas que el sufrimiento y el pecado te pueden proporcionar alegría, seguirán estando ahí para que los veas. Nada es perjudicial o beneficioso aparte de cómo tú desees que sea. Tu deseo es lo que determina los efectos que ha de tener sobre ti, pues lo elegiste como un medio para obtener esos efectos, creyendo que eran los portadores del regocijo y la dicha. Esta ley rige incluso en el Cielo. El Hijo de Dios crea para ser feliz, puesto que comparte con su Padre el propósito que Éste tuvo al crearlo a fin de que su dicha fuera cada vez mayor y la de Dios junto con la suya.

3. Tú que eres el hacedor de un mundo que no es así, descansa y halla solaz en otro mundo donde mora la paz. Ése es el mundo que le llevas a todos los ojos fatigados y a todos los corazones desfallecidos que contemplan el pecado y entonan su triste estribillo. De ti puede proceder su descanso. De ti puede surgir un mundo cuya contemplación los hará felices y donde sus corazones estarán rebosantes de dicha. De ti procede una visión que se extiende hasta todos ellos, envolviéndolos con dulzura y luz. Y en este creciente mundo de luz, las tinieblas que ellos pensaban que estaban ahí se desplazan hasta convertirse en sombras lejanas y distantes, que no se recordarán por mucho tiempo una vez que el sol las haya desvanecido. Y todos sus pensamientos “malvados” y esperanzas “pecaminosas”, sus sueños de culpabilidad y venganza despiadada, así como todo deseo de herir, matar y morir desaparecerán ante el sol que traes contigo.

4. ¿No desearías hacer esto por el Amor de Dios? ¿Y por ti mismo? Piensa en lo que ello representaría para ti. Pues los pensamientos “malvados” que ahora te atormentan te parecerán cada vez más remotos y alejados de ti. Y esto es así porque el sol que mora en ti ha despuntado para desvanecerlos con su luz. Persisten por un corto tiempo en formas enrevesadas, demasiado distantes como para que se puedan reconocer y luego desaparecen para siempre. Y en la luz del sol te alzarás sereno, lleno de inocencia y sin temor alguno. Y desde ti, el descanso que encontraste se extenderá para que tu paz jamás pueda abandonarte y dejarte desamparado. Aquellos que ofrecen paz a todo el mundo han encontrado un hogar en el Cielo que el mundo no puede destruir. Pues es lo suficientemente grande como para contener al mundo entero dentro de su paz.

5. En ti reside el Cielo en su totalidad. A cada hoja seca que cae se le confiere vida en ti. Cada pájaro que alguna vez cantó cantará de nuevo en ti. Y cada flor que alguna vez floreció ha conservado su perfume y hermosura para ti. ¿Qué objetivo puede suplantar a la Voluntad de Dios y a la de Su Hijo de que el Cielo le sea restituido a aquel para quien fue creado como su único hogar? No ha habido nada ni antes ni después. No ha habido ningún otro lugar, ningún otro estado ni ningún otro tiempo. Nada que esté más allá o más acá. Nada más. En ninguna forma. Esto se lo puedes brindar al mundo entero y a todos los pensamientos erróneos que se adentraron en él y permanecieron allí por un tiempo. ¿De qué mejor manera se podrían llevar tus errores ante la verdad, mas que estando dispuesto a llevar la luz del Cielo contigo, según te diriges más allá del mundo de las tinieblas hacia la luz?

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