¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – Texto – Capítulo 17

17.III. Sombras del pasado

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

Colabora

Sindy Pessoa

Colabora

Hazel Solís

Colabora

Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – Texto – Capítulo 17

III. Sombras del pasado

Capítulo 17 – El perdón y la relación santa

Sombras del pasado

1. Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que conferiste en el pasado y aquellos que se te confirieron a ti. Todo lo demás debe olvidarse. El perdón es una forma selectiva de recordar que no se basa en tu propia selección. Pues las tenebrosas figuras que quieres hacer inmortales son “enemigos” de la realidad. Procura estar dispuesto a perdonar al Hijo de Dios por lo que él no hizo. Las tenebrosas figuras son los testigos que traes contigo para probar que el Hijo de Dios hizo lo que no hizo. Puesto que las traes contigo, las oirás. Y tú que las conservas porque tú mismo así lo elegiste, no puedes entender cómo llegaron hasta tu mente ni cuál es su propósito. Representan el mal que crees que se te infligió. Las traes contigo sólo para poder devolver mal por mal, con la esperanza de que su testimonio te permita pensar que otro es culpable sin que ello te haga daño a ti. Hablan tan decididamente a favor de la separación que nadie que no estuviera obsesionado por perpetuar la separación podría oírlas. Te ofrecen las “razones” por las cuales deberías entablar alianzas no santas a fin de apoyar los objetivos del ego y hacer de tus relaciones testimonios de su poder.

2. Son estas tenebrosas figuras las que quieren santificar al ego ante tus ojos y enseñarte que lo que haces para mantenerlo a salvo es en realidad amor. Estas tenebrosas figuras siempre hablan de venganza, y todas las relaciones que entablan son absolutamente dementes. Tales relaciones tienen, sin excepción, el propósito de excluir la verdad del otro, así como la verdad acerca de ti. Por eso es por lo que ves tanto en ti como en el otro lo que no está ahí, haciendo de ambos los esclavos de la venganza. Y por eso es por lo que cualquier cosa que te recuerde tus resentimientos pasados te atrae y te parece que es amor, independientemente de cuán distorsionadas sean las asociaciones que te llevan a hacer esa conexión. Y finalmente, ésa es la razón por la que todas las relaciones de ese tipo se convierten en intentos de unión a través del cuerpo, pues sólo los cuerpos pueden considerarse medios de venganza. Es evidente que los cuerpos son el foco central de todas las relaciones no santas. Has aprendido esto por experiencia propia. Pero de lo que tal vez no te das cuenta es de todas las razones que hacen que la relación no sea santa. Pues la falta de santidad procura reforzarse a sí misma tal como la santidad lo hace, atrayendo hacia sí lo que percibe como afín a ella.

3. No es con el cuerpo del otro con el que se intenta la unión en la relación no santa, sino con los cuerpos de los que no están ahí. Pues ni siquiera el cuerpo del otro, que de por sí es una percepción de él seriamente limitada, es el foco central tal como es, o al menos, no del todo. Lo que se puede emplear para fantasías de venganza, y lo que más fácilmente puede asociarse con aquellos contra quienes realmente se busca la venganza, es donde se centra la atención, y son estas partes las que se seleccionan como las únicas que tienen valor. Cada paso en el proceso de entablar, mantener y romper una relación no santa es un avance progresivo hacia una mayor fragmentación y una mayor irrealidad. Las tenebrosas figuras se vuelven cada vez más imperantes, y la importancia de aquel en quien parecen manifestarse disminuye.

4. El tiempo es ciertamente severo con la relación no santa. Pues el tiempo es cruel en manos del ego, de la misma manera en que es benévolo cuando se usa en favor de la mansedumbre. La atracción de la relación no santa empieza a disminuir y a ponerse en duda casi de inmediato. Una vez que se ha establecido la relación, la duda surge inevitablemente, pues su propósito no se puede alcanzar. El “ideal” de la relación no santa, por lo tanto, requiere que la realidad del otro no venga a “estropear” el sueño. Y cuanto menos aporte a la relación, “mejor” se vuelve ésta. Y así, el intento de unión se convierte en una forma de excluir incluso a aquel con quien se procuró la unión. Pues la relación se estableció precisamente para excluirle de ella y para que la “unión” fuese con fantasías en las que se goza de una “dicha” ininterrumpida.

5. ¿Cómo puede el Espíritu Santo introducir Su interpretación de que el cuerpo es un medio de comunicación en las relaciones cuyo único propósito es separarse de la realidad? Lo que el perdón es, es lo que Le capacita para hacerlo. Si se ha olvidado todo, excepto los pensamientos amorosos, lo que queda es eterno. Y el pasado transformado se vuelve como el presente. El pasado deja de estar en conflicto con el ahora. Esta continuidad extiende el presente al aumentar su realidad y su valor en la percepción que tienes de él. En estos pensamientos amorosos, y oculta tras la fealdad de la relación no santa en la que se recuerda el odio, se encuentra la chispa de belleza dispuesta a cobrar vida tan pronto como se le entregue la relación a Aquel que le infunde vida y belleza. Por eso es por lo que la Expiación se centra en el pasado, que es la fuente de la separación y donde ésta debe ser des-hecha. Pues la separación debe ser corregida allí donde fue concebida.

6. El ego trata de “resolver” sus problemas, no en su punto de origen, sino donde no fueron concebidos. Y así es como trata de garantizar que no tengan solución. Lo único que el Espíritu Santo desea es resolver todo completa y perfectamente, de modo que busca y halla la fuente de los problemas allí donde ésta se encuentra y allí mismo la des-hace. Y con cada paso del proceso de des-hacer que Él lleva a cabo, la separación se va deshaciendo más y más y la unión se vuelve cada vez más inminente. Ninguna “razón” que hable en favor de la separación Le causa confusión alguna. Lo único que percibe en la separación es que tiene que ser des-hecha. Permite que Él descubra la chispa de belleza que se encuentra oculta en tus relaciones y te la revele. Su belleza te atraerá tanto, que no estarás dispuesto a perderla de vista nuevamente. Y dejarás que esta chispa transforme la relación de modo que la puedas ver más y más. Pues la desearás más y más, y estarás cada vez menos dispuesto a que esté oculta de ti. Y aprenderás a buscar y a establecer las condiciones en las que esta belleza se puede ver.

7. Harás todo esto gustosamente, sólo con que Le dejes mantener la chispa delante de ti para que alumbre tu camino y puedas verlo con claridad. El Hijo de Dios es uno. A quienes Dios ha unido como uno, el ego no los puede separar. Por muy oculta que se encuentre en toda relación, la chispa de la santidad no puede sino estar a salvo. Pues el Creador de la única relación que existe no se ha excluido a Sí Mismo de ninguno de sus aspectos. Éste es el único aspecto de la relación que el Espíritu Santo ve porque sabe que únicamente ese aspecto es verdad. Tú has hecho que la relación sea irreal y, por lo tanto, no santa, al verla como no es y donde no está. Entrégale el pasado a Aquel que puede hacer que cambies de parecer con respecto a él por ti. Pero asegúrate, antes que nada, de que te das cuenta cabalmente de lo que has hecho que el pasado represente para ti, y por qué.

8. El pasado se convierte en la justificación para entablar una alianza continua y profana con el ego contra el presente. Pues el presente es perdón. Por lo tanto, las relaciones que la alianza no santa patrocina no se perciben ni se experimentan como algo que está ocurriendo ahora. Mas el marco de referencia al que se recurre para que le dé significado al presente es una ilusión del pasado, en la que se conservan aquellos elementos que se ajustan al propósito de la relación no santa y se abandonan todos los demás. Y lo que de esta manera se abandona, es toda la verdad que el pasado le pudo ofrecer al presente para dar testimonio de su realidad. Lo que se conserva no hace sino dar testimonio de la realidad de los sueños.

9. Sigue estando en tus manos elegir unirte a la verdad o a la ilusión. Pero recuerda que elegir una es abandonar la otra. Dotarás de belleza y realidad a la que elijas porque tu elección depende de cuál valoras más. La chispa de belleza o el velo de fealdad; el mundo real o el de la culpabilidad y el miedo; la verdad o la ilusión, la libertad o la esclavitud es todo lo mismo. Pues no puedes elegir más que entre Dios o el ego. Todo sistema de pensamiento o bien es verdadero o bien falso, y todos sus atributos se derivan naturalmente de lo que es. Únicamente los Pensamientos de Dios son verdaderos. Y todo lo que se deriva de ellos procede de lo que son, y es tan verdadero como la santa Fuente de donde procedieron.

10. Santo hermano mío, quiero formar parte de todas tus relaciones e interponerme entre tus fantasías y tú. Permite que mi relación contigo sea algo real para ti y déjame infundirle realidad a la percepción que tienes de tus hermanos. No fueron creados para que pudieras hacerte daño a través de ellos. Fueron creados para crear junto contigo. Ésta es la verdad que quiero interponer entre tu objetivo de locura y tú. No te separes de mí ni dejes que el santo propósito de la Expiación se pierda de vista en sueños de venganza. Las relaciones en las que tales sueños se valoran me excluyen a mí. En el Nombre de Dios, déjame entrar a formar parte de ellas y brindarte paz para que tú puedas ofrecerme paz a mí.

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