¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – Texto – Capítulo 14

14.II. El alumno feliz

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

Colabora

Sindy Pessoa

Colabora

Hazel Solís

Colabora

Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – Texto – Capítulo 14

II. El alumno feliz

Capítulo 14 – Las enseñanzas en favor de la verdad

El alumno feliz

1. El Espíritu Santo necesita un alumno feliz en quien Su misión pueda llevarse a cabo felizmente. Tú que eres tan partidario de la aflicción, debes reconocer en primer lugar que eres infeliz y desdichado. El Espíritu Santo no puede enseñar sin este contraste, pues tú crees que la aflicción es Esto te ha confundido tanto, que te has empeñado en aprender a hacer lo que nunca podrás hacer, creyendo que si no aprendes a hacerlo no serás feliz. No te das cuenta de que los cimientos sobre los que se basa este objetivo de aprendizaje tan extraño no tienen ningún sentido. No obstante, puede que aún tengan sentido para ti. Si tienes fe en lo que no es nada, encontrarás el “tesoro” que buscas. Pero habrás agregado una carga más a tu ya sobrecargada mente. Creerás que lo que no es nada es valioso y lo apreciarás. Para ti, un trocito de vidrio, una mota de polvo, un cuerpo o una guerra son todos la misma cosa. Pues si valoras una sola cosa que esté hecha de lo que no es nada, habrás creído que lo que no es nada puede ser valioso y que puedes aprender a hacer que lo que no es verdad lo sea.

2. El Espíritu Santo, que ve dónde te encuentras, pero sabe que realmente te encuentras en otra parte, comienza Su lección de simplicidad con la enseñanza fundamental de que la verdad es verdad. Ésta es la lección más difícil que tendrás que aprender jamás y, al fin y al cabo, la única. La simplicidad es algo muy difícil para las mentes retorcidas. Observa todas las distorsiones que has hecho de lo que no es nada y todas las extrañas manifestaciones, sentimientos, acciones y reacciones que has tejido alrededor de ello. Nada te es tan ajeno como la simple verdad ni hay nada que estés menos inclinado a escuchar. El contraste entre lo que es verdad y lo que no lo es, es perfectamente evidente; sin embargo, tú no lo ves. Lo que es simple y obvio no es evidente para los que desean fabricar palacios y ropajes regios de la nada, creyendo que éstos les convierten en reyes de áurea corona.

3. El Espíritu Santo ve esto y enseña simplemente que nada de ello es verdad. A esos infelices alumnos que quieren enseñarse a sí mismos lo que no es nada y que se engañan creyendo que es algo, el Espíritu Santo les dice con perfecta serenidad: La verdad es verdad. Es lo único que importa, lo único que es real y lo único que existe. Permíteme hacer por ti la única distinción que tú no puedes hacer, pero que necesitas aprender a hacer. La fe que tienes en lo que no es nada te está engañando. Deposítala en mí, y yo, a mi vez, la depositaré dulcemente en el santo lugar donde le corresponde estar. Allí no encontrarás engaño, sino únicamente la simple verdad. Y la amarás porque la comprenderás.

4. Al igual que tú, el Espíritu Santo no creó la verdad. Al igual que Dios, Él sabe que la verdad es verdad. El Espíritu Santo lleva la luz de la verdad a las tinieblas y deja que resplandezca sobre ti. Y según resplandece, tus hermanos la ven, y al darse cuenta de que esta luz no es obra tuya, ven en ti mucho más de lo que tú mismo ves. Ellos serán los felices alumnos de la lección que esa luz les muestra porque les enseña a liberarse de lo que no es nada y de todas las obras de lo que no es nada. No podrán ver que las pesadas cadenas que parecen atarlos a la desesperación no son nada hasta que tú les lleves la luz. Se darán cuenta entonces de que las cadenas han desaparecido y de que, por lo tanto, no podían haber sido nada. Y tú te darás cuenta de esto junto con ellos. Y puesto que les enseñaste lo que es la felicidad y la liberación, ellos se convertirán en tus maestros de liberación y felicidad.

5. Cuando le enseñas a alguien que la verdad es verdad, lo aprendes con él. Y así aprendes que lo que parecía ser lo más difícil de entender es lo más fácil. Aprende a ser un alumno feliz, pues jamás podrás aprender cómo hacer que lo que no es nada sea todo. Pero date cuenta de que ésa ha sido tu meta, y reconoce cuán descabellada ha sido Alégrate de que haya sido des-hecha, pues cuando la examinas honestamente, queda des-hecha. Dije anteriormente: “No te conformes con lo que no es nada”, pues has creído que lo que no es nada podía hacerte feliz. Mas eso no es verdad.

6. Si quieres ser un alumno feliz tienes que entregarle al Espíritu Santo todo lo que has aprendido para así desaprenderlo. Y luego empezar a aprender las gozosas lecciones que se suceden rápidamente sobre los sólidos cimientos de que la verdad es verdad, pues lo que se construye sobre ellos es verdad y está basado en la verdad. Todo un universo de aprendizaje se revelará ante ti en toda su maravillosa simplicidad. Y puesto que tendrás la verdad ante ti, no querrás volver la vista atrás.

7. El alumno feliz satisface las condiciones del aprendizaje en este mundo, de la misma forma en que satisface las condiciones del Conocimiento en el Reino. Todo ello se basa en el plan del Espíritu Santo para liberarte del pasado y revelarte el camino hacia la libertad. Pues la verdad es ¿Qué otra cosa podía o pudo jamás serlo? En esta simple lección se encuentra la llave de la lóbrega puerta que crees está cerrada para siempre. Construiste esa puerta de la nada, y detrás de ella no hay nada. La llave no es más que la luz que con su resplandor desvanece las siluetas, formas y temores de lo que no es nada. Acepta de las manos de Cristo esta llave que abre la puerta de la libertad para que puedas unirte a Él en la santa misión de difundir la luz. Pues, al igual que tus hermanos, no te das cuenta de que la luz ha llegado y de que te ha liberado del sueño de las tinieblas.

8. Ve a tus hermanos libres y aprende de ellos cómo liberarte de las tinieblas. La luz que refulge en ti los despertará, y ellos no dejarán que sigas durmiendo. La visión de Cristo se otorga en el mismo instante en que se percibe. Allí donde todo es claro, todo es santidad. La quietud de su simplicidad es tan irresistible que te darás cuenta de que es imposible negar la simple verdad, pues no hay nada más. Dios está en todas partes y Su Hijo mora en Él junto con todo lo demás. ¿Cómo entonces iba a poder entonar cantos fúnebres cuando esto es cierto?

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Se publicará una lección por día. Los audios se agruparán en orden consecutivo según día.

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