¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – Psicoterapia

2.II. El lugar de la religión en la psicoterapia

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

Colabora

Sindy Pessoa

Colabora

Hazel Solís

Colabora

Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – Psicoterapia – 2. El Proceso

II. El lugar de la religión en la psicoterapia

2. El Proceso de la Psicoterapia

El lugar de la religión en la psicoterapia

1. Para ser un maestro de Dios no es necesario ser religioso ni de alguna manera conmensurable creer en Dios. Es necesario, no obstante, enseñar perdón en lugar de condenación. Mas ni siquiera en esto se requiere total consistencia, pues cualquiera que hubiese llegado a ese punto podría enseñar lo que es la salvación en un instante y sin una sola palabra. Sin embargo, quien lo ha aprendido todo no necesita un maestro, y el que ha sanado no necesita un terapeuta. Las relaciones personales siguen siendo el templo del Espíritu Santo, y con el tiempo se perfeccionarán y serán restituidas a la eternidad.

2. La religión institucionalizada no ocupa ningún lugar en la psicoterapia, pero tampoco tiene un auténtico lugar en la religión. En este mundo existe una tendencia asombrosa a unir palabras contradictorias en un mismo término sin percibir la contradicción en absoluto. Tratar de institucionalizar la religión es un intento tan obvio por parte del ego de reconciliar lo irreconciliable, que no merece que nos extendamos en ello aquí. La religión es experiencia; la psicoterapia también lo es. En sus niveles más elevados se vuelven una. Ninguna es verdad en sí misma, mas ambas pueden conducir a la verdad. ¿Qué se necesita hacer para encontrar la verdad, que sigue siendo perfectamente obvia, sino eliminar los aparentes obstáculos a la verdadera conciencia?

3. Nadie que aprenda a perdonar puede dejar de recordar a Dios. El perdón, pues, es todo lo que se necesita enseñar, ya que es todo lo que es necesario aprender. Todos los obstáculos al recuerdo de Dios son formas de falta de perdón, y eso es todo. Esto nunca le resulta obvio al paciente, y muy rara vez al terapeuta. El mundo ha aglutinado todas sus fuerzas en contra de esta toma de conciencia, pues en ella radica el fin del mundo y todo lo que éste representa.

4. Sin embargo, tener conciencia de Dios no constituye una meta razonable para la psicoterapia. Ésta llegará cuando se complete la psicoterapia, pues allí donde se ha alcanzado el perdón, la verdad no puede sino llegar. Sería injusto en verdad que se tuviera que creer en Dios para que la terapia tuviese éxito. Creer en Dios no es realmente un concepto significativo, puesto que a Dios sólo puede conocérsele. Creer implica que es igualmente posible no creer, mas tener conocimiento de Dios no tiene un verdadero opuesto. No conocer a Dios es no tener conocimiento, y es a esto a lo que conduce toda falta de perdón. Sin conocimiento, uno sólo puede tener creencias.

5. Hay diferentes recursos de aprendizaje para diferentes clases de personas. Algunas formas de religión no tienen nada que ver con Dios y algunas formas de psicoterapia no tienen nada que ver con la curación. Mas si alumno y maestro se unen para compartir una misma meta, Dios entrará a formar parte de su relación porque se Le invitó. De igual modo, la unión de propósitos entre paciente y terapeuta restituye el lugar de Dios a un primer plano, primero a través de la visión de Cristo y luego a través del recuerdo de Dios Mismo. El proceso psicoterapéutico es el retorno a la cordura. Maestro y alumno; terapeuta y paciente, están todos dementes, pues, de lo contrario, no estarían aquí. Juntos pueden hallar una salida, pues nadie encuentra la cordura solo.

6. Si la curación es una invitación que se le hace a Dios para que entre a Su Reino, ¿qué importa la manera cómo está escrita la invitación? ¿Qué importa el papel, la tinta o el bolígrafo? ¿O no es acaso el que escribe y hace la invitación lo que realmente importa? Dios acude a aquellos que desean restaurar Su mundo, pues han encontrado la manera de invocarle. Siempre que dos se unen, allí está Él. Sea cual sea el propósito que tengan es irrelevante, mas para triunfar tienen que compartirlo completamente. Es imposible compartir un objetivo que Cristo no haya bendecido, pues lo que no se ve a través de Sus ojos está demasiado fragmentado para poder tener sentido.

7. De la misma manera en que la verdadera religión cura, la verdadera psicoterapia debe ser religiosa. Existen muchas formas de ambas, pues ningún buen maestro utiliza el mismo enfoque con todos sus alumnos. Por el contrario, escucha pacientemente a cada uno y lo deja formular su propio programa de estudios; no la meta de éste, sino la manera en que mejor puede alcanzar el objetivo que dicho programa establece para él. Puede que el maestro no crea que Dios forma parte de la enseñanza. Tal vez el psicoterapeuta no entienda que la curación procede de Dios. No obstante, pueden triunfar allí donde muchos que creen haber encontrado a Dios

8. ¿Qué debe hacer el maestro para asegurarse de que el aprendizaje tenga lugar? ¿Qué debe hacer el terapeuta para que la curación se dé? Sólo una cosa, el mismo requisito que la salvación le pide a todo el mundo: cada uno debe compartir una meta con alguien más para de ese modo perder todo sentido de intereses separados. Sólo al hacer esto es posible trascender los estrechos límites que el ego quiere imponerle al yo. Sólo al hacer esto pueden maestro y alumno, terapeuta y paciente—o podemos tú y yo—aceptar la Expiación y aprender a darla tal como fue recibida.

9. La comunión es imposible si se está solo. Nadie que permanezca aparte puede recibir la visión de Cristo. Ésta se le ofrece, pero él no puede extender su mano para recibirla. Que se aquiete y reconozca que la necesidad de su hermano es su necesidad. Y que entonces la satisfaga como si fuese la suya propia y vea que ambas se satisfacen cual una sola porque, en efecto, lo son. ¿Qué es la religión sino un recurso para ayudarle a ver esto? ¿Y qué es la psicoterapia sino una ayuda que lo lleva a esa misma comprensión? Es la meta lo que hace que estos procesos sean el mismo, pues son uno en propósito y, por ende, no pueden sino ser uno en los

Búsqueda por términos o palabras, ejemplo: lección 137

¡Un Curso de Milagros!

    Se publica una lección por día. Cada lección (botón rojo) consta siempre de un ejercicio y usualmente de una lectura. Se agrupan todas las lecciones (botón azul) en orden consecutivo según día de la semana.

        Página Web

        Evoluciona con tu presencia. Conecta con tu gente.

        Conoce más

        Presencia en línea

        Todos los derechos reservados.

        Producción web por iSocial50