¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – Tema 6 – Lección 272

UCDM – Tema 6 – Lección 272

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

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Sindy Pessoa

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Hazel Solís

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Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – Tema 6 – Lección 272

¿Qué es el Cristo?

1. Cristo es el Hijo de Dios tal como Él lo creó. Cristo es el Ser que compartimos y que nos une a unos con otros, y también con Dios. Es el Pensamiento que todavía mora en la Mente que es Su Fuente. No ha abandonado Su santo hogar ni ha perdido la inocencia en la que fue creado. Mora inmutable para siempre en la Mente de Dios.

2. Cristo es el vínculo que te mantiene uno con Dios y la garantía de que la separación no es más que una ilusión de desesperanza, pues toda esperanza morará por siempre en Él. Tu mente es parte de la Suya y Ésta de la tuya. Él es la parte en la que se encuentra la Respuesta de Dios y en la que ya se han tomado todas las decisiones y a los sueños les ha llegado su fin. Nada que los ojos del cuerpo puedan percibir tiene efecto alguno sobre Él. Pues aunque Su Padre depositó en Él los medios para tu salvación, sigue siendo, no obstante, el Ser que, al igual que Su Padre, no conoce el pecado.

3. Al ser el hogar del Espíritu Santo y sentirse a gusto únicamente en Dios, Cristo permanece en paz en el Cielo de tu mente santa. Él es la única parte de ti que en verdad es real. Lo demás son sueños. Mas éstos se le entregarán a Cristo para que se desvanezcan ante Su gloria y pueda por fin serte revelado tu santo Ser, el Cristo.

4. El Espíritu Santo se extiende desde el Cristo en ti hasta todos tus sueños y los invita a venir hasta Él para que puedan ser transformados en la verdad. Él los intercambiará por el sueño final que Dios dispuso fuese el fin de todos los sueños. Pues cuando el perdón descanse sobre el mundo y cada uno de los Hijos de Dios goce de paz, ¿qué podría seguir manteniendo las cosas separadas, cuando lo único que aún queda por verse es la faz de Cristo?

5. ¿Y por cuánto tiempo habrá de verse esta santa faz, cuando no es más que el símbolo de que el período de aprendizaje ya ha concluido y de que el objetivo de la Expiación por fin se ha alcanzado? Tratemos, por lo tanto, de encontrar la faz de Cristo y de no contemplar nada más. Al contemplar Su gloria, sabremos que no tenemos necesidad de aprender nada, ni de percepción ni de tiempo ni de ninguna otra cosa excepto del santo Ser, el Cristo que Dios creó como Su Hijo.

 

Lección 272

¿Cómo iban a poder satisfacer las ilusiones al Hijo de Dios?

1. Padre, la verdad me pertenece. Mi hogar se estableció en el Cielo mediante Tu Voluntad y la mía. ¿Podrían contentarme los sueños? ¿Podrían brindarme felicidad las ilusiones? ¿Qué otra cosa sino Tu recuerdo podría satisfacer a Tu Hijo? No me contentaré con menos de lo que Tú me has dado. Tu Amor, por siempre dulce y sereno, me rodea y me mantiene a salvo eternamente. El Hijo de Dios no puede sino ser tal como Tú lo creaste.

2. Hoy pasamos de largo las ilusiones. Y si oímos a la tentación llamarnos, incitándonos a que nos quedemos y a que sigamos entreteniéndonos con un sueño, nos haremos a un lado y nos preguntaremos si nosotros, los Hijos de Dios, podríamos contentarnos con sueños cuando podemos elegir el Cielo con la misma facilidad que el infierno. Y el amor reemplazará gustosamente todo temor.

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