¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – Tema 10 – Lección 318

UCDM – Tema 10 – Lección 318

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

Colabora

Sindy Pessoa

Colabora

Hazel Solís

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Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – Tema 10 – Lección 318

¿Qué es el Juicio Final?

1. El Segundo Advenimiento de Cristo le confiere al Hijo de Dios este don: poder oír a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso y que lo que es verdad nunca ha cambiado. Y éste es el juicio mediante el cual a la percepción le llega su fin. Lo primero que verás será un mundo que ha aceptado que esto es verdad, al haber sido proyectado desde una mente que ya ha sido corregida. Y con este panorama santo, la percepción imparte una silenciosa bendición y luego desaparece, al haber alcanzado su objetivo y cumplido su misión.

2. El Juicio Final sobre el mundo no encierra condena alguna. Pues ve a éste completamente perdonado, libre de pecado y sin propósito alguno. Y al no tener causa ni función ante los ojos de Cristo, simplemente se disuelve en la nada. Ahí nació y ahí ha de terminar. Y todas las figuras del sueño con el que el mundo comenzó desaparecen junto con él. Los cuerpos no tienen ahora ninguna utilidad, por lo tanto, desaparecen también, pues el Hijo de Dios es ilimitado.

3. Tú que creías que el Juicio Final de Dios condenaría al mundo al infierno junto contigo, acepta esta santa verdad: el Juicio de Dios es el don de la Corrección que Él le concedió a todos tus errores. a Dicha Corrección te libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. Tener miedo de la Gracia redentora de Dios es tener miedo de liberarte totalmente del sufrimiento, del retorno a la paz, de la seguridad y la felicidad, así como de tu unión con tu propia Identidad.

4. El Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan para bendecir a Su Hijo y exhortarlo a regresar a la paz eterna que comparte con él. No tengas miedo del amor, pues sólo él puede sanar todo pesar, enjugar todas las lágrimas y despertar tiernamente de su sueño de dolor al Hijo que Dios reconoce como Suyo. No tengas miedo de eso. La salvación te pide que le des la bienvenida. Y el mundo espera tu grata aceptación de ella, gracias a lo cual él se liberará.

5. Éste es el Juicio Final de Dios: “Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado, tan ilimitado como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Despierta, pues, y regresa a Mí. Yo soy tu Padre y tú eres Mi Hijo”.

 

Lección 318

Soy el medio para la salvación, así como su fin.

1. En mí—el santo Hijo de Dios—se reconcilian todos los aspectos del plan celestial para la salvación del mundo. ¿Qué podría estar en conflicto, cuando todos los aspectos comparten un mismo propósito y una misma meta? ¿Cómo podría haber un solo aspecto que estuviese separado o que tuviera mayor o menor importancia que los demás? Soy el medio por el que el Hijo de Dios se salva porque el propósito de la salvación es encontrar la impecabilidad que Dios ubicó en mí. Fui creado como Aquello tras lo cual ando en pos. Soy el objetivo que el mundo anda buscando. Soy el Hijo de Dios, Su único y eterno amor. Soy el medio para la salvación, así como su fin.

2. Que asuma hoy, Padre mío, el papel que me ofreces al pedirme que acepte la Expiación para mí mismo. Pues lo que de este modo se reconcilia en mí se reconcilia igualmente en Ti.

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