¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – Repaso 4 – Lección 167

UCDM – Repaso 4 – Lección 167

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

Colabora

Sindy Pessoa

Colabora

Hazel Solís

Colabora

Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – Repaso 4 – Lección 167

Lección 167

Sólo hay una vida y ésa es la Vida que comparto con Dios.

1. No existen diferentes clases de vida, pues la vida es como la verdad: no admite grados. Es la única condición que todo lo que Dios creó comparte. Y al igual que todos Sus Pensamientos, no tiene opuesto. La muerte no existe porque lo que Dios creó comparte Su Vida. La muerte no existe porque Dios no tiene opuesto. La muerte no existe porque el Padre y el Hijo son Uno.

2. En este mundo parece haber un estado que es lo opuesto a la vida. Tú lo llamas muerte. Sin embargo, hemos aprendido que la idea de la muerte adopta muchas formas. Es la idea subyacente a todos los sentimientos que no son de suprema felicidad. Es la alarma a la que respondes cuando reaccionas de cualquier forma que no sea con perfecta alegría. Todo pesar, toda pérdida y ansiedad, todo sufrimiento y dolor, e incluso el más leve suspiro de cansancio, ligera incomodidad o el menor fruncimiento de ceño dan testimonio de la muerte. Por lo tanto, niegan que vives.

3. Crees que la muerte es algo relativo al cuerpo. Sin embargo, la muerte es sólo una idea y no tiene nada que ver con lo que se considera físico. Los pensamientos se encuentran en la mente. Éstos pueden entonces aplicarse según lo dicte la mente. Y es en su punto de origen donde debe efectuarse el cambio si es que éste ha de tener lugar. Las ideas no abandonan su fuente. El énfasis que este curso ha puesto en esta idea se debe al papel central que ocupa en nuestros intentos de que cambies de parecer con respecto a ti mismo. Es la razón de que puedas curar. Es la causa de la curación. Es la razón de que no puedas morir. Su veracidad te estableció como uno con Dios.

4. La muerte es el pensamiento de que estás separado de tu Creador. Es la creencia de que las condiciones cambian y de que las emociones varían debido a causas que no están bajo tu control, que no son obra tuya y que nunca podrás cambiar. Es la creencia fija de que las ideas pueden abandonar su fuente y adquirir cualidades que ésta no posee, convirtiéndose así en algo diferente de su origen, aparte de éste en lo relativo a su naturaleza, así como en lo relativo al tiempo, a la distancia y a la forma.

5. La muerte no puede proceder de la vida. Las ideas permanecen unidas a su fuente. Pueden extender todo lo que su fuente contiene. En este sentido, pueden ir mucho más allá de sí mismas. Pero no pueden dar origen a lo que nunca les fue dado. Tal como fueron concebidas, así será como ellas a su vez han de concebir. Tal como nacieron, así es como darán a luz. Y de allí de donde provinieron, allí mismo regresarán.

6. La mente puede pensar que duerme, pero eso es todo. No puede cambiar su estado de vigilia. No puede hacer un cuerpo ni tampoco habitar en un cuerpo. Lo que es ajeno a la mente no existe porque no tiene una fuente. La mente crea todas las cosas que existen, pero no puede otorgarles atributos que no posee ni tampoco cambiar su propio estado eterno de plena conciencia. No puede fabricar lo físico. Lo que parece morir no es sino la señal de que la mente está dormida.

7. Lo opuesto a la vida tan sólo puede ser otra forma de vida. Como tal, se puede reconciliar con lo que la creó porque no es realmente un opuesto. Su forma puede cambiar, así como aparentar ser lo que no es. Mas la mente es mente, tanto si está despierta como dormida. No es lo opuesto a nada que haya sido creado ni a lo que parece hacer mientras cree estar dormida.

8. Dios sólo crea mentes despiertas. Él no duerme, y Sus Creaciones no pueden poseer algo que Él no les dio ni dar lugar a condiciones que Él no comparte con ellas. El pensamiento de muerte no es lo opuesto a los pensamientos de vida. Libres para siempre de cualquier clase de oposición, los Pensamientos de Dios son eternamente inmutables y tienen el poder de extenderse inmutablemente para siempre, aunque dentro de sí mismos, pues son omnipresentes.

9. Lo que parece ser lo opuesto a la vida es meramente un sueño. Cuando la mente elige ser lo que no es y asumir un poder que le es ajeno y que no posee, un estado foráneo al que no puede acceder o una condición falsa que no forma parte de su Fuente, simplemente parece que se va a dormir por un rato. Y sueña con el tiempo: un intervalo en el que lo que parece acontecer en realidad nunca sucedió, los cambios ocurridos son insubstanciales y los acontecimientos no han tenido lugar en ninguna parte. Cuando la mente despierta, sencillamente sigue siendo tal como siempre fue.

10. Seamos hoy criaturas de la verdad y no neguemos nuestro santo patrimonio. Nuestra vida no es como nos la imaginamos. ¿Quién podría cambiar la vida sólo porque cierre los ojos o porque haga de sí mismo lo que no es al estar dormido y ver en sueños algo opuesto a lo que él es? Hoy no pediremos la muerte en ninguna de sus formas. Tampoco dejaremos que imaginados opuestos a la vida moren ni por un instante allí donde Dios Mismo estableció el Pensamiento de Vida eterna.

11. Hoy procuraremos mantener su santo hogar tal como Él lo estableció y como Su Voluntad dispone que sea eternamente. Él es Dueño y Señor de lo que hoy pensamos. Y en Sus Pensamientos, que no tienen opuesto, entenderemos que sólo hay una vida, y que ésa es la Vida que compartimos con Él, con toda la Creación e igualmente con sus pensamientos, que Él creó como una unidad de vida que no puede separarse con la muerte ni abandonar la Fuente de la Vida de donde provino.

12. Compartimos una sola vida porque tenemos una sola Fuente desde la Cual nos llega la perfección, la cual permanece por siempre en las santas mentes que Él creó perfectas. Somos ahora tal como siempre hemos sido y como seremos siempre. La mente que duerme no puede sino despertar, según ve su propia perfección reflejando al Señor de la Vida tan perfectamente que se funde con lo que allí se ve reflejado. Y ahora ya no es un simple reflejo, sino que se convierte en aquello que refleja y en la luz que hace que el reflejo sea posible. La visión deja ahora de ser necesaria. Pues una mente despierta es aquella que conoce su Fuente, su Ser y su Santidad.

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¡Un Curso de Milagros!

Se publicará una lección por día. Los audios se agruparán en orden consecutivo según día.

 

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