¡Un Curso de Milagros!

(abreviado como ucdm)

Lucrecia Gamboa

Audio – El Canto de la Oración

1.V. El final de la escalera

Colaboran

Colabora

Dalcy Solís

Colabora

Sindy Pessoa

Colabora

Hazel Solís

Colabora

Mike Maher

Transcripción Audio

Un Curso de Milagros
UCDM – El Canto de la Oración – 1. La Oración

V. El final de la escalera

1. LA ORACIÓN

El final de la escalera

1. La oración es un camino a la verdadera humildad. Y desde ahí se eleva lentamente una vez más, y crece en fuerza, amor y santidad. Permite que abandone el suelo desde donde comienza a elevarse hacia Dios, y la verdadera humildad vendrá por fin a agraciar la mente que pensó que se enfrentaba al mundo sola. La humildad trae paz porque no afirma que tú tengas que regir el universo ni juzgar las cosas en función de como tú quisieras que fuesen. Deja a un lado felizmente todos los insignificantes dioses, no con resentimiento, sino con honestidad y con el reconocimiento de que no sirven para nada.

2. Las ilusiones y la humildad tienen metas tan dispares que no pueden coexistir ni compartir una morada donde pudieran encontrarse. Allí donde una llega, la otra desaparece. Los que son verdaderamente humildes no tienen otra meta que Dios porque no necesitan ídolos y las defensas ya no tienen objeto. Los enemigos son inútiles ahora, pues la humildad no es confrontativa. No se oculta avergonzada porque está satisfecha con lo que es, en el conocimiento de que la Creación es la Voluntad de Dios. Su falta de egoísmo es el Ser, y esto es lo que ve en cada encuentro, en los que gustosamente se une a cada Hijo de Dios, cuya pureza reconoce comparte con él.

3. Ahora la oración se eleva por encima del mundo de las cosas, de los cuerpos y de los dioses de todo tipo, y por fin puedes descansar en santidad. La humildad ha venido a enseñarte cómo entender la gloria que es tuya por ser Hijo de Dios y a reconocer la arrogancia del pecado. Un sueño ocultaba la faz de Cristo de ti. Mas ahora puedes contemplar Su impecabilidad. La escalera ha llegado muy alto. Ya casi estás en el Cielo. Es muy poco lo que te queda por aprender antes de que la jornada finalice. Ahora puedes decir a todo aquel que venga a unirse contigo en oración:

No puedo ir sin ti, pues eres parte de mí.

Y así es en verdad. Ahora puedes orar sólo por lo que realmente compartes con él. Pues has comprendido que nunca se marchó, y que tú, que parecías estar solo, eres uno con él.

4. Éste es el final de la escalera, pues ya no hay nada más que aprender. Ahora te encuentras ante el umbral del Cielo, con tu hermano a tu lado. Los jardines son amplios y serenos, pues ahí el lugar señalado para el momento en que debías venir ha estado esperando por ti desde hace mucho. Ahí finaliza el tiempo para En ese umbral la eternidad misma se une a ti. La oración se ha convertido en lo que siempre estuvo destinada a ser, pues has reconocido al Cristo en ti.

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