Libro de Ejercicios – Lección 26
Seguramente resulta obvio que si puedes ser atacado es que no eres invulnerable. Ves el ataque como una amenaza real. Esto se debe a que crees que realmente puedes atacar.
Seguramente resulta obvio que si puedes ser atacado es que no eres invulnerable. Ves el ataque como una amenaza real. Esto se debe a que crees que realmente puedes atacar.
¿Qué significa esto para ti? Significa que al recordar a Jesús estás recordando a Dios. Toda la relación del Hijo con el Padre radica en Jesús. Su papel en la Filiación es también el tuyo, y el hecho de que él completó su aprendizaje garantiza tu éxito.
Propósito es significado. La idea de hoy explica por qué nada de lo que ves tiene significado. No sabes para qué es. Por consiguiente, no tiene significado para ti.
La curación y la Expiación no están relacionadas: son lo mismo. No hay grados de dificultad en los milagros porque no hay grados de Expiación.
No te das cuenta en ninguna de las situaciones que se presentan ante ti del desenlace que te haría feliz. No tienes, por lo tanto, una pauta por la que regir debidamente tus acciones ni manera alguna de juzgar sus resultados.
Estrictamente hablando, las palabras no desempeñan ningún papel en el proceso de curación. El factor motivante es la oración o ruego. Recibes lo que pides. Pero esto se refiere a la oración del corazón, no a las palabras que usas al orar.
Cada pensamiento que albergas da lugar a algún segmento del mundo que ves. Es con tus pensamientos, pues, con los que tenemos que trabajar, si es que tu percepción del mundo ha de cambiar.
Se ha dicho que hay una paz que no es de este mundo. ¿Cómo se puede reconocer? ¿Cómo se puede encontrar? Y una vez que se encuentra, ¿cómo se puede conservar?
Habiendo proyectado su ira sobre el mundo, lo que ve es la venganza a punto de devolverle el golpe. De esta manera, percibe su propio ataque como un acto en defensa propia.
La justicia es la corrección divina de la injusticia. La injusticia es la base de todos los juicios del mundo. La justicia corrige las interpretaciones a las que la injusticia da lugar y las cancela.
Inicia las sesiones de práctica repitiendo la idea en tu interior. Luego cierra los ojos y busca con minuciosidad en tu mente aquellas situaciones pasadas, presentes o previstas que susciten ira en ti.
Hasta que el Maestro de Dios no haya dejado de confundir las interpretaciones con los hechos y las ilusiones con la verdad, no podrá tener lugar una corrección de naturaleza duradera…