Manual para el Maestro – 11. ¿Es posible la paz en este mundo?
Lo que el mundo es, es un hecho. Tú no puedes decidir lo que debe ser. Pero sí puedes decidir cómo quieres verlo. De hecho, ésa es una decisión que tienes que tomar.
Lo que el mundo es, es un hecho. Tú no puedes decidir lo que debe ser. Pero sí puedes decidir cómo quieres verlo. De hecho, ésa es una decisión que tienes que tomar.
Es necesario que el maestro de Dios se dé cuenta, no de que no debe juzgar, sino de que no puede. Al renunciar a los juicios, renuncia simplemente a lo que nunca tuvo.
Es bastante improbable que los primeros pasos a dar en la formación del nuevo maestro de Dios no sean cambios de actitud.
La creencia de que existen grados de dificultad es la base de la percepción del mundo.
La curación no puede repetirse. Si el paciente se ha curado, ¿qué queda por curar? Y si la curación siempre tiene lugar, como ya hemos dicho, ¿qué es lo que hay que repetir?
Sí, la curación siempre tiene lugar. Es imposible llevar las ilusiones ante la verdad y al mismo tiempo conservarlas. La verdad demuestra que las ilusiones no tienen ningún valor.
La curación se logra en el instante en que el que sufre deja de atribuirle valor al dolor. ¿Quién elegiría sufrir a menos que pensase que ello le va a aportar algo, y algo que tiene valor para él?
Los que están seguros del resultado final pueden permitirse el lujo de esperar, y esperar sin ansiedad. Para el maestro de Dios tener paciencia es algo natural.
El júbilo es el resultado inevitable de la mansedumbre. La mansedumbre significa que ahora el miedo es imposible.
Sólo los que tienen confianza pueden permitirse ser honestos, pues sólo ellos pueden ver el valor de la honestidad. La honestidad no se limita únicamente a lo que dices.
Todas las diferencias que puedan existir entre los Hijos de Dios son temporales.
No hay nadie de quien un maestro de Dios no pueda aprender, de manera que no hay nadie a quien él no pueda enseñar.