Libro de Ejercicios – Tema 10 – Lección 320
Tu Voluntad puede hacer cualquier cosa en mí y luego extenderse a todo el mundo a través de mí. Tu Voluntad no tiene límites. Por lo tanto, a Tu Hijo se le ha dado todo poder.
Tu Voluntad puede hacer cualquier cosa en mí y luego extenderse a todo el mundo a través de mí. Tu Voluntad no tiene límites. Por lo tanto, a Tu Hijo se le ha dado todo poder.
Padre, Tu Voluntad es total. Y la meta que emana de ella comparte su totalidad. ¿Qué otro objetivo, sino la salvación del mundo, podrías haberme encomendado? ¿Y qué otra cosa sino eso podría ser la Voluntad que mi Ser ha compartido Contigo?
Que asuma hoy, Padre mío, el papel que me ofreces al pedirme que acepte la Expiación para mí mismo. Pues lo que de este modo se reconcilia en mí se reconcilia igualmente en Ti.
Padre, Tu camino es el que elijo seguir hoy. Allí donde me conduce, es adonde elijo ir; y lo que quiere que haga, es lo que elijo hacer. Tu camino es seguro y el final está garantizado. Allí me aguarda Tu recuerdo.
Padre, hoy quiero aceptar Tus dones. No los reconozco. Mas confío en que Tú que me los diste, me proporcionarás los medios para poder contemplarlos, ver su valor y reconocerlos como lo único que deseo.
Gracias, Padre, por los muchos regalos que me llegan hoy y todos los días, de cada Hijo de Dios. Los regalos que mis hermanos me pueden hacer son ilimitados. Ahora les mostraré mi agradecimiento, de manera que mi gratitud hacia ellos pueda conducirme a mi Creador y a Su recuerdo.
Padre, cometimos errores en el pasado, pero ahora elegimos valernos del presente para ser libres. Ponemos el futuro en Tus Manos y dejamos atrás nuestros errores pasados, seguros de que Tú cumplirás las promesas que nos haces en el presente y de que bajo su santa luz dirigirás el futuro.
Contemplémonos hoy los unos a los otros con los ojos de Cristo. ¡Qué bellos somos! ¡Cuán santos y amorosos! Hermano, ven y únete a mí hoy. Salvamos al mundo cuando nos unimos. Pues en nuestra visión el mundo se vuelve tan santo como la luz que mora en nosotros.
Mi único propósito hoy es contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he emitido. Padre, esto es lo que Tu Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto, no puede sino ser mi objetivo también.
Los enemigos no comparten una misma meta. En esto se basa su enemistad. Sus deseos particulares son sus arsenales; sus fortalezas de odio. La clave para alcanzar un nivel aún más alto de oración radica en este sencillo pensamiento, en este cambio de mentalidad: Tú y yo caminamos juntos.