Libro de Ejercicios – Repaso 5 – Lección 177
La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo. Ahora somos uno con Aquel que es nuestra Fuente. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo. Ahora somos uno con Aquel que es nuestra Fuente. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
Dame tu bendición, santo Hijo de Dios. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo. Soy tal como Dios me creó. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
Doy los milagros que he recibido. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo. Yo estoy en mi hogar. El miedo es el que es un extraño aquí. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
En Su Presencia he de estar ahora. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo. Hoy aprendo a dar tal como recibo. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo. Camino con Dios en perfecta santidad. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
En mi indefensión radica mi seguridad. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo. Me cuento entre los ministros de Dios. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
Todas las cosas son ecos de la Voz que habla por Dios. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo. Tengo el poder de decidir. Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
Mi resurrección se repite cada vez que conduzco a salvo a un hermano hasta donde la jornada termina para ya no recordarse más. Me siento renovado cada vez que un hermano aprende que hay un camino que nos libera de la aflicción y del dolor. Y renazco cada vez que la mente de un hermano se vuelve hacia la luz que mora en él y me busca.