Libro de Ejercicios – Repaso 4 – Lección 150
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. Aceptaré la Expiación para mí mismo (139). La salvación es lo único que cura (140).
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. Aceptaré la Expiación para mí mismo (139). La salvación es lo único que cura (140).
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. Cuando me curo no soy el único que se cura (137). El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir (138).
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. Si me defiendo he sido atacado (135).
La enfermedad es una defensa contra la verdad (136).
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. No le daré ningún valor a lo que no lo tiene (133). Quiero percibir el perdón tal como es (134).
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar (131). Libero al mundo de todo lo que alguna vez pensé que era (132).
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. Más allá de este mundo hay un mundo que deseo (129). Es imposible ver dos mundos (130).
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. No hay otro amor que el de Dios (127).
El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee (128).
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. En la quietud recibo hoy la Palabra de Dios (125). Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy (126).
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios. Gracias, Padre, por los dones que me has concedido (123). Que no me olvide de que soy uno con Dios (124).
Hay un tema central que unifica cada paso del repaso que ahora emprendemos, el cual puede enunciarse de manera muy simple con estas palabras: Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
¡Que la paz sea contigo que has sido curado en Dios y no en sueños vanos! Pues la curación tiene que proceder de la santidad, y la santidad no puede encontrarse allí donde se concede valor al pecado.
Con esto se acaban todas las decisiones. Pues con esta lección llegamos a la decisión de aceptarnos a nosotros mismos tal como Dios nos creó.