Libro de Ejercicios – Repaso 3 – Lección 117
El amor, al igual que la dicha, constituyen mi patrimonio. Éstos son los regalos que mi Padre me dio. Aceptaré todo lo que en verdad me pertenece.
El amor, al igual que la dicha, constituyen mi patrimonio. Éstos son los regalos que mi Padre me dio. Aceptaré todo lo que en verdad me pertenece.
La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad. Lo único que me puede hacer sufrir es la creencia de que hay otra voluntad aparte de la Suya.
Mi función aquí es perdonar al mundo por todos los errores que yo he cometido. Pues así me libero de ellos junto con él.
Soy el Hijo de Dios. No hay cuerpo que pueda contener mi Espíritu o imponerme una limitación que Dios no haya creado.
Mías son la serenidad y la paz perfecta, pues soy un solo Ser, completamente íntegro, uno con toda la Creación y con Dios.
He de ser eternamente como siempre he sido al haber sido creado por el Inmutable a Su Semejanza. Y soy uno con Él tal como Él es uno conmigo.
No puedo ver en la obscuridad. Que la luz de la santidad y de la verdad iluminen mi mente para que pueda ver la inocencia que mora en mí.
Hoy comienza nuestro siguiente repaso. Cada día repasaremos dos de las últimas veinte lecciones durante diez días consecutivos de práctica. Para estas sesiones de práctica seguiremos un formato especial, que se te insta a seguir tan fielmente como puedas.
Su veracidad significa que no has efectuado ningún cambio real en ti ni que tampoco has cambiado el universo de manera que lo que Dios creó hubiese podido ser reemplazado por el miedo y la maldad, por la aflicción y la muerte.
“Descanso en Dios”. Este pensamiento tiene el poder de despertar la verdad durmiente en ti que posees la visión que ve más allá de las apariencias hasta esa misma verdad en todo el mundo y en todo lo que existe.
La visión depende de la idea de hoy. La luz se encuentra en ella, pues reconcilia todos los aparentes opuestos. ¿Y qué puede ser la luz sino la resolución, nacida de la paz, de fundir todos tus conflictos y pensamientos erróneos en un solo concepto que sea completamente cierto?
Allí donde la verdad ha hecho acto de presencia los errores desaparecen. Simplemente se desvanecen sin dejar ni rastro por el que se pudiesen recordar. Desaparecen porque, sin la creencia que los sustenta, no tienen vida.