Libro de Ejercicios – Tema 10 – Lección 316
Padre, hoy quiero aceptar Tus dones. No los reconozco. Mas confío en que Tú que me los diste, me proporcionarás los medios para poder contemplarlos, ver su valor y reconocerlos como lo único que deseo.
Padre, hoy quiero aceptar Tus dones. No los reconozco. Mas confío en que Tú que me los diste, me proporcionarás los medios para poder contemplarlos, ver su valor y reconocerlos como lo único que deseo.
Testigo del perdón y ayudante en la oración, dadora de la certeza de que finalmente alcanzarás la meta, eso es la curación.
Gracias, Padre, por los muchos regalos que me llegan hoy y todos los días, de cada Hijo de Dios. Los regalos que mis hermanos me pueden hacer son ilimitados. Ahora les mostraré mi agradecimiento, de manera que mi gratitud hacia ellos pueda conducirme a mi Creador y a Su recuerdo.
Él sólo te pide que tengas confianza y la buena voluntad de aprender cómo llegar a ser libre. Él ofrece Su Maestro a quienquiera que pida y busque comprender Su Voluntad. Su buena disposición para dar está más allá de tu comprensión y de tu simple entendimiento.
Padre, cometimos errores en el pasado, pero ahora elegimos valernos del presente para ser libres. Ponemos el futuro en Tus Manos y dejamos atrás nuestros errores pasados, seguros de que Tú cumplirás las promesas que nos haces en el presente y de que bajo su santa luz dirigirás el futuro.
El perdón-para-destruir adopta muchas formas, al ser un arma del mundo de las formas. No todas son obvias, y algunas se ocultan cuidadosamente bajo lo que aparenta ser caridad. Pero todas las formas que parece adoptar tienen una única meta: separar y hacer que lo que Dios creó igual sea diferente.
Contemplémonos hoy los unos a los otros con los ojos de Cristo. ¡Qué bellos somos! ¡Cuán santos y amorosos! Hermano, ven y únete a mí hoy. Salvamos al mundo cuando nos unimos. Pues en nuestra visión el mundo se vuelve tan santo como la luz que mora en nosotros.
El perdón le da alas a la oración para que su ascenso sea fácil y su progreso veloz. Sin su fuerte apoyo, sería inútil tratar de ir más allá del primer peldaño de la oración o incluso intentar ascender. El perdón es el aliado de la oración; su hermano en el plan para tu salvación.
Mi único propósito hoy es contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he emitido. Padre, esto es lo que Tu Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto, no puede sino ser mi objetivo también.
La oración es un camino a la verdadera humildad. Y desde ahí se eleva lentamente una vez más, y crece en fuerza, amor y santidad. Permite que abandone el suelo desde donde comienza a elevarse hacia Dios, y la verdadera humildad vendrá por fin a agraciar la mente que pensó que se enfrentaba al mundo sola.
Los enemigos no comparten una misma meta. En esto se basa su enemistad. Sus deseos particulares son sus arsenales; sus fortalezas de odio. La clave para alcanzar un nivel aún más alto de oración radica en este sencillo pensamiento, en este cambio de mentalidad: Tú y yo caminamos juntos.
Los enemigos no comparten una misma meta. En esto se basa su enemistad. Sus deseos particulares son sus arsenales; sus fortalezas de odio. La clave para alcanzar un nivel aún más alto de oración radica en este sencillo pensamiento, en este cambio de mentalidad: Tú y yo caminamos juntos.