Libro de Ejercicios – Lección 5
Al aplicar la idea de hoy a lo que percibas como la causa específica de cualquier forma de disgusto, usa el nombre del disgusto de que se trate, así como la causa que le atribuyes.
Al aplicar la idea de hoy a lo que percibas como la causa específica de cualquier forma de disgusto, usa el nombre del disgusto de que se trate, así como la causa que le atribuyes.
Sólo los que tienen confianza pueden permitirse ser honestos, pues sólo ellos pueden ver el valor de la honestidad. La honestidad no se limita únicamente a lo que dices.
Si te acostumbras a observar tus pensamientos, descubrirás que representan una mezcla tal, que en cierto sentido ninguno de ellos puede calificarse de “bueno” o de “malo”. Por eso es por lo que no significan nada.
Todas las diferencias que puedan existir entre los Hijos de Dios son temporales.
Asegúrate de no cuestionar si algo es adecuado o no para aplicarle la idea. En estos ejercicios no se trata de juzgar. Cualquier cosa es adecuada si la ves.
No hay nadie de quien un maestro de Dios no pueda aprender, de manera que no hay nadie a quien él no pueda enseñar.
El único criterio a seguir para aplicar la idea a algo es simplemente que tus ojos se hayan posado sobre ello. No incluir nada en particular, no excluir nada deliberadamente.
La Expiación corrige las ilusiones, no lo que es verdad. Corrige, por lo tanto, lo que nunca existió.
Al practicar la idea del día, hazlo con total imparcialidad. No trates de aplicarla a todo lo que se encuentre dentro de tu campo visual, pues estos ejercicios no deben convertirse en un ritual.
Un maestro de Dios es todo aquel que decide serlo. Sus atributos consisten únicamente en esto: de alguna manera y en algún lugar eligió deliberadamente no ver sus propios intereses como algo aparte de los intereses de los demás.
Los ejercicios son muy sencillos, no exigen preparación y no importa dónde se hagan. El entrenamiento dura un año y empieza el día en que decidas hacerlo.
Toda situación tiene que ser para ti una oportunidad para enseñarles a otros lo que eres y lo que ellos son para ti. No tiene que ser más que eso, ni menos.