Libro de Ejercicios – Tema 10 – Lección 318
Que asuma hoy, Padre mío, el papel que me ofreces al pedirme que acepte la Expiación para mí mismo. Pues lo que de este modo se reconcilia en mí se reconcilia igualmente en Ti.
Que asuma hoy, Padre mío, el papel que me ofreces al pedirme que acepte la Expiación para mí mismo. Pues lo que de este modo se reconcilia en mí se reconcilia igualmente en Ti.
¿Existe, entonces, un papel que uno pueda desempeñar en la curación para ofrecer ayuda a otro? Desde la arrogancia la respuesta tiene que ser “no”. Pero desde la humildad ciertamente hay un lugar para los que quieren ayudar.
Padre, Tu camino es el que elijo seguir hoy. Allí donde me conduce, es adonde elijo ir; y lo que quiere que haga, es lo que elijo hacer. Tu camino es seguro y el final está garantizado. Allí me aguarda Tu recuerdo.
La falsa curación no es más que un mísero intercambio de una ilusión por otra “más agradable”; un sueño de enfermedad por uno de salud. Esto puede ocurrir en los primeros niveles de la oración, en combinación con un perdón bienintencionado, pero aún no comprendido del todo.
Padre, hoy quiero aceptar Tus dones. No los reconozco. Mas confío en que Tú que me los diste, me proporcionarás los medios para poder contemplarlos, ver su valor y reconocerlos como lo único que deseo.
Testigo del perdón y ayudante en la oración, dadora de la certeza de que finalmente alcanzarás la meta, eso es la curación.
Gracias, Padre, por los muchos regalos que me llegan hoy y todos los días, de cada Hijo de Dios. Los regalos que mis hermanos me pueden hacer son ilimitados. Ahora les mostraré mi agradecimiento, de manera que mi gratitud hacia ellos pueda conducirme a mi Creador y a Su recuerdo.
Él sólo te pide que tengas confianza y la buena voluntad de aprender cómo llegar a ser libre. Él ofrece Su Maestro a quienquiera que pida y busque comprender Su Voluntad. Su buena disposición para dar está más allá de tu comprensión y de tu simple entendimiento.
Padre, cometimos errores en el pasado, pero ahora elegimos valernos del presente para ser libres. Ponemos el futuro en Tus Manos y dejamos atrás nuestros errores pasados, seguros de que Tú cumplirás las promesas que nos haces en el presente y de que bajo su santa luz dirigirás el futuro.
El perdón-para-destruir adopta muchas formas, al ser un arma del mundo de las formas. No todas son obvias, y algunas se ocultan cuidadosamente bajo lo que aparenta ser caridad. Pero todas las formas que parece adoptar tienen una única meta: separar y hacer que lo que Dios creó igual sea diferente.
Contemplémonos hoy los unos a los otros con los ojos de Cristo. ¡Qué bellos somos! ¡Cuán santos y amorosos! Hermano, ven y únete a mí hoy. Salvamos al mundo cuando nos unimos. Pues en nuestra visión el mundo se vuelve tan santo como la luz que mora en nosotros.
El perdón le da alas a la oración para que su ascenso sea fácil y su progreso veloz. Sin su fuerte apoyo, sería inútil tratar de ir más allá del primer peldaño de la oración o incluso intentar ascender. El perdón es el aliado de la oración; su hermano en el plan para tu salvación.